Comedia picante, cine muy negro y curiosidades en los estrenos de esta semana
Mikel INSAUSTI | DONOSTIA
La llegada de «Friends with Benefits» (Con derecho a roce, EE.UU., 2011), del norteamericano Will Gluck, es la última comedia romántica en engrosar la lista de recientes títulos del género que plantean las relaciones sin compromiso. Este título es una de las nuevas incorporaciones a la cartelera cinematográfica, en las que este fin de semana recalan películas tan interesantes como «No habrá paz para los malvados», de Enrique Urbizu, o propuestas poco habituales como el fallido viaje africano de Isaki Lakuesta y Miquel Barceló o la continuación de la saga de animación azteca Huevocartoon.
«Friends with Benefits» empieza con un ritmo frenético -no en vano va dirigida a la generación que ve la MTV-, a través de un montaje en paralelo que presenta al chico (Justin Timberlake) de Los Ángeles y a la chica de Nueva York (Mila Kunis) destinados a conocerse. La forma de intercambiarse las palabras recuerda a los duelos entre grandes estrellas de la comedia clásica de Hollywood, como si Will Gluck pretendiera hacer una actualización de aquellos diálogos de la guerra de sexos, pero con el descaro de personas que se suponen más liberadas y ajenas a la idea del compromiso en la pareja.
«Road movie» insólita
Las crónicas coinciden en señalar a «Robert Mitchum est mort» (Estado francés, 2010) , de los debutantes Olivier Babinet y Fred Kihn como una de las películas más insólitas del pasado año, después de pasar por Cannes, Mar Del Plata, Sevilla, Londres, Angers o Dieppe. Ha sido incluida en secciones de cine raro, pero la extrañeza no debería ser tanta, teniendo en cuenta que sus autores siguen la senda cinéfila de Aki Kaurismäki, Jim Jarmusch y Wim Wenders. El viaje que relata «Robert Mitchum est mort» conduce a sus tres protagonistas rumbo al Norte, hasta el mismísimo Ártico.
Cine negro y Urbizu
Estrenada hace pocas fechas en Zinemaldia, donde todavía no se sabe si se llevará algún premio, la nueva y excelente muestra de cine negro del bilbaino Enrique Urbizu es una nueva colaboración con el guionista Michel Gaztambide, con quien ha firmado otros tres títulos claves en su larga filmografía. La idea de «No habrá paz para los malvados» (Estado español, 2011), cuyo título está tomado de la cita bíblica utilizada por Errol Flynn en su autobiografía, surgió del impacto causado por los atentados madrileños del 11-M, ocurridos hace siete años.
Al igual que en «La caja 507», la gran baza interpretativa vuelve a ser José Coronado, que en las películas de Urbizu sabe sacar su lado más duro. Con el personaje del inspector Santos Trinidad da un paso más dentro de ese registro violento, al incoporar al tipo de policía quemado, que busca su redención a través de un camino autodestructivo.
Animación mexicana
Para quien no conozca la animación mexicana, la saga creada por la productora azteca Huevocartoon puede resultar desconcertante, porque a un dibujo infantil une un humor que no lo es tanto, y que abunda en chistes para adultos. Tras el éxito local alcanzando hace cinco años por «Una película de huevos» surgió esta continuación, «Otra película de huevos y un pollo» (México, 2009), que es la que se estrena en nuestras pantallas. Los huevos de la película son muy fiesteros y cada uno de ellos tiene su personalidad.
El llamado Toto ya se ha convertido en un polluelo, que será secuestrado por Huevo Brujo Chamán para extraerle el corazón en un ritual precolombino.
Mujeres y viajes
Y, para finalizar, dos títulos catalanes. Uno, «El género femenino» (Carlos Benpar, 2010), supone el regreso a la ficción del veterano cineasta catalán Carles Benpar y aborda un drama intimista en torno a la crisis personal de un director teatral que intenta volcar en el cine sus obsesiones, debutando con una primera película basada en una novela anónima.
El otro, «Los pasos dobles» (Estado español, 2011), de Isaki Lacuesta y que no ha convencido en Zinemaldia. El catalán retoma sus biografías subjetivas y el referente es el artista y escritor francés François Augiéras, invocado a través de sus travesías por el desierto y la búsqueda del búnker que pintó, dejando que la arena lo cubriera con la esperanza de convertirse en una intervención redescubierta en el futuro. En el camino le acompaña el pintor Miquel Barceló.