ante el desalojo de Kukutza III
Los vecinos prueban que Cabisa no cumplió la ley con permiso municipal
La jueza se pronunciará hoy a favor o en contra de la petición de los vecinos de Errekalde para que se declare nulo de pleno derecho la licencia de derribo de Kukutza III. Su abogado recordó ayer en la vistilla que Cabisa lleva 15 años sin cumplir con las directrices del Plan General gracias al aval municipal y que no tiene voluntad de iniciar la construcción de nada en el solar. El letrado de la compañía afirmó que edificarán cuando su estrategia empresarial se lo dicte.
Agustín GOIKOETXEA | BILBO
Elena Galán Rodríguez de Isla, una jueza sustituta que está al frente del Juzgado de lo Contencioso-Administrativo nº 5 de Bilbo, tiene hoy que pronunciarse sobre la legalidad o no de la licencia de derribo otorgada por el Consistorio bilbaino a la empresa Cabisa, origen del violento desalojo del miércoles de Kukutza III, que quedó en suspenso in extremis. Las presiones son enormes, especialmente desde el ámbito político, pues un fallo favorable a los intereses vecinales dejará aún más al descubierto que en este asunto no se ha respetado ni la propia normativa dictada por el Ayuntamiento.
José Angel Esnaola, que representa a Errekaldeberriz Auzo Elkartea, defendió en la vistilla de ayer que la licencia de derribo es «nula e ilegal», ya que no lleva aparejada ni un proyecto para construir viviendas y tampoco se han cumplido obligaciones como la reparcelación, proyecto de descontaminación, cesión del 15% del aprovechamiento urbanístico u obligaciones como la urbanización de aceras y la plaza aledaña.
El PGOU, según esa tesis, concedía 8 años para el desarrollo urbanístico y han pasado 15 sin ningún movimiento, mientras que en 13 el viejo edificio industrial ha sufrido una gran transformación gracias al tensón de quienes impulsan Kukutza III, convirtiéndose en el corazón de Errekalde y referente cultural en Bilbo y Euskal Herria. El letrado apuntó a que el Ayuntamiento ha tolerado una irregularidad y sobre ésta ha sustentado otra, al otorgar la orden de demolición.
Esnaola manifestó a GARA que «el Ayuntamiento ha puesto un puente de plata a la constructora» mientras en este tiempo no ha atendido las peticiones del vecindario de equipamientos. Es precisamente en la inactividad de las instituciones, al no proteger el edificio como Bien Cultural, en la que se apoya la representación jurídica de Cabisa para defender la licitud de la orden de derribo. Además, confesaron que edificarán los pisos cuando su «estrategia empresarial» lo determine.
Cabisa y Consistorio pidieron a la jueza que les deje demoler Kukutza para impedir una nueva ocupación y que vuelva la actividad al viejo edificio industrial o que, tal y como temen los vecinos, el espacio que ocupa el gaztetxe pase de ser «el corazón de Errekalde al solar de la vergüenza».
En el exterior del Palacio de Justicia, cerca de 400 personas se concentraron para demandar el mantenimiento del gaztetxe y denunciar la «brutal» actuación de la Ertzaintza. Informaron de que más de 40 personas resultaron heridos, «no los tres heridos leves que Ares afirmó». Mostraron los correspondientes informes que harán llegar al Ararteko, además de datos aportados por trabajadores del ambulatorio de Errekalde, donde tuvo que habilitarse una sala para atender a los contusionados por las cargas policiales.
No pasaron por alto la situación vivida por los niños y niñas del colegio público Gabriel Aresti, que soportaron la violenta actuación de la Ertzaintza.
A los más escépticos, desde Kukutza les aclararon que «aún no está todo perdido» pues mantienen que «puede existir algo de sentido común» y que la jueza impida el derribo.
Tras permanecer durante más de una hora en Jardines de Albia, se improvisó una manifestación que recorrió la Gran Vía hasta la plaza Elíptica en la que los participantes no dejaron de corear consignas como ``Ares dimisión'', ``Kukutzatik ez dira pasako'', ``más cultura menos policía'' o ``Kukutza aurrera''. A la altura de El Corte Inglés, la marcha fue interceptada por cuatro furgones de la Ertzaintza, que cargaron, deteniendo a un hombre y causando nuevos heridos.
El alcalde de Bilbo trata de ocultar su responsabilidad política en el conflicto de Kukutza sacando a relucir de paso su autoritarismo recalcitrante. Además de defender la actuación policial y los intereses especulativos de Cabisa, Iñaki Azkuna dijo en la inauguración de la Haurreskola de San Inazio que «Bildu está detrás de Kukutza».
La edil Aitziber Ibaibarriaga -cuyo grupo presentará una moción de urgencia para reconocer la labor de Kukutza- le respondió que «el gaztetxe ya cuenta con su asamblea y con suficiente apoyo social en el barrio y en Bilbo, y no necesitan de la ayuda de Bildu para organizarse». «Azkuna pretenden desviar la atención del debate sobre Kukutza, convirtiendo un conflicto cultural, urbanístico y de voluntad política en un problema de orden público y desde Bildu no estamos dispuestos a seguirle el juego -precisó-, por lo que no vamos a volver a responder a sus provocaciones y acusaciones».
Aralar acusó al alcalde de generar con sus «impresentables» palabras «más tensión, demagogia y manipulación».
Desde Kukutza, sus portavoces declinaron responder a las declaraciones del alcalde, puntualizando que lo único que busca es «desviar la atención y querer sacar lo importante del debate hablando de otros espacios» para «no asumir su responsabilidad, que es mucha».
En el capítulo de apoyos a Kukutza, cabe destacar el pronunciamiento del alcalde de Donostia, Juan Karlos Izagirre, y el del gaztetxe de Gasteiz.
A.G.
La Junta Directiva de la Comisión de Patrimonio de la delegación vizcaina del Colegio de Arquitectos Vasco-Navarro acordó ayer elaborar un informe exhaustivo sobre los valores del edificio y las circunstancias urbanísticas que le afectan. La decisión la adoptaron a raíz de suspenderse cautelarmente el derribo. A.G.
Los acontecimientos convulsos de la vida política han confirmado el papel que van conquistando las nuevas tecnologías y las redes sociales. Todo lo que ha rodeado al gaztetxe Kukutza en las últimas semanas, y en particular el violento desalojo del miércoles y las posteriores protestas ciudadanas, lo han confirmado. Twitter y Facebook se han convertido en puntos de encuentro virtuales en los que se comparte mucha información y en los que se pueden exponer con libertad, al menos todavía, opiniones que en otros soportes no encuentran lugar.
Las nuevas tecnologías, además, están transformando el concepto clásico del periodismo como relación pasiva emisor-receptor para convertir a quien posee intuición y un dispositivo móvil o un teclado en un agente activo de la información. La democracia participativa también se cuela por los ordenadores.
Bilbo se convirtió el pasado miércoles en un ejemplo del periodismo ciudadano que va conquistando su espacio. Miles de «periodistas» voluntarios llenaron Twitter de piezas que dibujaban el mosaico completo de lo que ocurría en Kukutza. Y además, lo ilustraban con decenas de fotografías y vídeos (merece mención especial la diligencia de Branka Bilbo) en un tiempo récord inimaginable hace un año.
@garanet se incorporaba a las 7.15 de la mañana a ese intercambio informativo aportando ininterrumpidamente detalles inmediatos del momento y lugar, indagando otras fuentes «oficiales» y redifundiendo los enlaces y las notas de urgencia que llegaban de testigos presenciales y fuentes solventes. Cientos de mensajes circularon en una y otra dirección transmitiendo las últimas noticias. Entretanto, en Facebook se compartían opiniones y sugerencias en una especie de inmensa asamblea abierta.
A media mañana, en los momentos culminantes del desalojo policial del gaztetxe bilbaino, el tag (etiqueta, en castellano) #kukutza sólo tenía por delante un competidor en la escala de los trending topics (las etiquetas más empleadas para enviar mensajes) del Estado español. Precisamente desde tierras ibéricas llegaban a las redes sociales un sinfín de mensajes de solidaridad. También desde Italia, Alemania, Inglaterra, Irlanda y, más tarde, México, Canadá, Argentina, Brasil... la red se cargaba de gorjeos de rabia y de ánimo. Y hasta desde el Golfo de Guinea (¿un arrantzale, una viajera, unos cooperantes?) alcanzaban las opiniones tierra vasca.
Esa versatilidad, inmediatez y libertad son, precisamente, los aspectos que más preocupan a los dirigentes sociales. La red suma y multiplica exponencialmente sus efectos sin censura. La propia manifestación convocada a media mañana del miércoles para las 17.30 de la tarde fue prueba de ello. Unas 7.000 personas abarrotaron las calles de Errekaldeberri aledañas al gaztetxe. Una cita en horario laboral, entre semana y convocada apenas cinco horas antes. ¿Casualidad? Internet y Twitter funcionaron como un potente y agilísimo canal de información ciudadana. Incluso para quienes no se encontraban allí, los streaming (retransmisión en directo por Internet) de Arriaga Irratia llevaron hasta las pantallas del ordenador la protesta vecinal. Al momento y sin filtros. Está naciendo un nuevo periodismo ciudadano. Fermin Munarriz