El Gobierno británico ha enviado una carta a las familias de las víctimas del «Bloody Sunday» en la que se compremete a ofrecer compensaciones económicas por uno de los peores episodios de la represión británica en el norte de Irlanda, en el que 14 personas murieron acribilladas por disparos del Ejército británico durante una manifestación pacífica en Derry, en 1972.

«Reconocemos el sufrimiento de estas familias después de casi 40 años, así como el hecho de que los miembros de las fuerzas armadas actuaron mal», indicó el Ministerio de Defensa en un comunicado.

«El Gobierno está profundamente desolado», añadió el Ministerio, detallando que las compensaciones se pagarán cuando «se establezca la responsabilidad legal».

El anuncio hecho ayer se produce después de que los abogados que representan a familiares de las víctimas hicieran una petición por escrito al primer ministro británico, David Cameron.».

«La mayor rapidez posible»

El Ministerio de Defensa, que no ha dado detalles sobre quiénes serán exactamente a los que se ofrezca las compensaciones y qué cantidad, confirmó que tiene la intención de resolver el asunto «con la mayor rapidez posible».

En la citada misiva, enviada por el bufete de abogados Madden and Finucane, que representan legalmente a varias de las familias afectadas, se preguntó al Gobierno británico los pasos que iba a tomar para «compensar totalmente» a los familiares por «las pérdidas de sus seres queridos, las lesiones de otros y las acusaciones vergonzosas que mancillaron su buen nombre durante muchos años».

Un informe de 5.000 páginas, fruto de doce años de investigación, y elaborado por el ex juez del Tribunal Supremo lord Saville de Newdigate, concluyó el año pasado reconociendo la responsabilidad del Ejército en el tiroteo .

Según las conclusiones, los soldados habían disparado y sobre las personas que se manifestaban por la igualdad de derechos de la comunidad de origen católico con la protestante.

Los civiles fallecidos no estaban armados y el Ejército continuó disparando cuando los manifestantes ya habían comenzado a huir y algunos heridos o muertos yacían en el suelo.

El primer ministro británico, David Cameron, presentó sus excusas durante la presentación del informe en el Parlamento, en junio de 2010, describiendo la acción del Ejército como «injustificable» y abriendo al vía al pago de indemnizaciones. En aquella intervención, Cameron reconoció que los fallecidos y heridos por los disparos de los soldados británicos eran civiles inocentes.

Las familias de las víctimas han llevado a cabo una larga lucha para que se reconocieran los hechos, tras una primera investigación que exculpó a las fuerzas armadas.

La versión oficial hasta entonces, fruto de una investigación desarrollada por Lord Widgery y carente de imparcialidad, sostenía que los militares «respondieron con fuego a la agresión de terroristas del Ejército Republicano Irlandés (IRA)».

Pagos irrisorios

En 1974, el Ministerio de Defensa había entregado algunos cientos de libras esterlinas a las familias, siempre negando cualquier responsabilidad en la masacre.

En este sentido, Madden and Finucane recordaron que los pagos que se concedieron a las víctimas en 1974 se hicieron de acuerdo con la conclusiones de aquel informe y las «cantidades recibidas eran inapropiadas e irrisorias».

«Las víctimas, por lo tanto, no serán compensadas dos veces, como dicen algunos comentaristas», declaró Peter Madden.

El pago efectivo de las indemnizaciones que ahora aprueba Londres pueden, sin embargo, resultar una tarea difícil, ya que los padres y madres, los parientes más próximos a las víctimas, están en su mayoría muertos. Además, algunas familias ya han mostrado su oposición a recibir dinero.