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Iniciativa palestina ante la ONU

Israel no quiere un Estado palestino. Punto.

 La respuesta de Israel ante la iniciativa de Mahmud Abbas de reclamar el reconocimiento del Estado palestino ante la ONU ha permitido vislumbrar su cerrazón. Tel Aviv no está dispuesto a asumir ninguna de las reivindicaciones aceptadas por la comunidad internacional, según opina el autor, uno de los periodistas hebreos más críticos.

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Análisis | Gideon LEVY Columnista del diario israelí «Haaretz»

Cómo vamos a presentarnos ante el mundo hoy en la ONU? ¿Qué podríamos decir? Sea en la Asamblea General o sea en el Consejo de Seguridad, vamos a quedar expuestos en toda nuestra desnudez: Israel no quiere un Estado palestino. Punto. Y no tiene ni un solo argumento convincente en contra de la creación y reconocimiento internacional de ese Estado.

Entonces, ¿qué vamos a decir? ¿Que nos oponemos? Cuatro primeros ministros, Benjamín Netanyahu entre ellos, han declarado estar a favor [del Estado palestino] y que debe llegarse a él a través de negociaciones. Entonces, ¿por qué no lo hemos hecho todavía? ¿Por nuestro argumento de que nos oponemos a que sea fruto de una decisión unilateral? ¿Pero acaso puede haber algo más unilateral que los asentamientos que nos obstinamos en seguir construyendo? ¿O vamos a decir quizás que la ruta hacia un Estado palestino pasa por Ramallah y Jerusalén, y no por Nueva York, al estilo de la secretaria de Estado de EEUU? El propio Estado de Israel fue creado, en parte, en las Naciones Unidas.

Hoy será el momento de la verdad para Israel o, más precisamente, el momento en el que nuestra engañifa quedará desenmascarada. Ya se trate del presidente, del primer ministro o del embajador de Israel ante la ONU, ni siquiera el mejor de los oradores será capaz de permanecer en pie ante los representantes de los países del mundo y explicar la lógica de Israel; ninguno de los tres va a ser capaz de convencerles de que a la posición de Israel le asiste alguna razón.

Hace 32 años Israel firmó un tratado de paz con Egipto por el que se comprometía a «reconocer los derechos legítimos del pueblo palestino» y a establecer una autoridad autónoma en Cisjordania y en la Franja de Gaza en el plazo de cinco años. No pasó nada.

Hace 18 años el primer ministro de Israel firmó los Acuerdos de Oslo, por los cuales Israel se comprometió a mantener conversaciones para lograr un acuerdo sobre el estatuto definitivo con los palestinos, incluyendo las cuestiones centrales, antes de cinco años. Tampoco pasó nada. Desde entonces la mayoría de las cláusulas de los acuerdos han fracasado, la mayoría de las veces por culpa de Israel. ¿Qué dirá en la ONU sobre todo esto el abogado de Israel?

Durante años Israel proclamó que Yasser Arafat era el único obstáculo para la paz con los palestinos. Arafat murió y, una vez más, no pasó nada. Israel declaró que solamente si cesaba el terrorismo se podría alcanzar una solución. El terror cesó... y no pasó nada. Las excusas de Israel se hicieron cada vez más huecas y la verdad desnuda cada vez más evidente: Israel no quiere un acuerdo de paz que implique el establecimiento de un Estado palestino. Este hecho ya no puede ser ocultado en la ONU. ¿Y qué esperaba el Israel de Netanyahu que hicieran los palestinos ante esta situación? ¿Otra ronda de sesiones fotográficas como las realizadas con Ehud Barak, Ehud Olmert y Tzipi Livni y que condujeron a ninguna parte?

La verdad es que los palestinos sólo tienen tres opciones, no cuatro: rendirse incondicionalmente y aceptar seguir viviendo bajo la ocupación israelí durante otros 42 años como mínimo, iniciar una tercera Intifada, o movilizar al mundo en su auxilio. Los palestinos han escogido la tercera vía, que es el mal menor incluso desde el punto de vista israelí. ¿Qué puede decir Israel sobre eso? ¿Que se trata de una decisión unilateral, como ya han dicho Israel y EEUU? Sin embargo, Israel no ha aceptado paralizar la construcción en los asentamientos, que es la madre de todas las medidas unilaterales. ¿Qué opción les quedaba a los palestinos? La palestra internacional. Y si eso no los salva, entonces habrá otro levantamiento popular en los territorios [palestinos ocupados].

Los palestinos de Cisjordania, unos 3,5 millones de personas en la actualidad, no van a vivir otros 42 años sin derechos civiles. Ya podemos empezar a hacernos a la idea de que el mundo no lo tolerará. ¿Pueden explicar Netanyahu o Shimon Peres por qué razón los palestinos no merecen tener un Estado propio? ¿Tienen acaso el más mínimo argumento que ofrecer? Ninguno. ¿Y por qué no ahora? Ya hemos visto, sobre todo en los últimos tiempos, que a medida que pasa el tiempo se van achicando las posibles alternativas en la región. Así que incluso esa débil excusa está muerta.

Ayer (por la semana pasada), una coalición de organizaciones pacifistas israelíes publicó una lista de 50 razones por las que Israel debería apoyar la creación de un Estado palestino. Suponiendo que uno dé por válidas sólo cinco de ellas, ¿no serían suficientes? ¿Cuál es exactamente la alternativa, ahora que se ciernen nubarrones a nuestro alrededor? ¿Puede alguien, puede Peres o Netanyahu pretender seriamente que la hostilidad regional hacia Israel no habría disminuido si la ocupación hubiera terminado ya y se hubiera creado un Estado?

Estas verdades son tan básicas, tan banales, que duele incluso repetirlas. Pero, por desgracia, son las únicas que tenemos. Por ello, ahí va una pregunta simple a quien nos representará en la ONU la próxima semana: ¿Por qué no, por amor de Dios? ¿Por qué hay que volver a decir «no»? ¿Y a qué vamos a decir "sí"?

Artículo traducido y publicado en la web Rebelion.org

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