Los enfrentamientos en torno a la frontera entre Kosovo y Serbia se saldaron ayer con dieciocho heridos, 14 serbios y cuatro miembros de la fuerza de interposición de la OTAN (KFOR) .

Los incidentes se produjeron en el norte de Kosovo, cerca del paso fronterizo de Jarinje con Serbia, entre la fuerza KFOR y cientos de serbios que se oponían a que los aliados desmantelasen una barricada que impedía la comunicación entre Kosovo y Serbia.

Los cuatro soldados de la OTAN resultaron heridos -uno de ellos tuvo que ser trasladado de gravedad en helicóptero-, al explotar una bomba de fabricación casera al paso del vehículo.

El ministro serbio para Kosovo, Goran Bogdanovic, declaró a la emisora de televisión pública RTS que 14 civiles resultaron heridas, cuatro de ellos de gravedad, por impacto de balas de goma y gases lacrimógenos.

1.500 serbios de Kosovo se concentraron desde la noche en las inmediaciones del paso fronterizo de Jarinje bloqueando a cinco camiones de transporte de tropas de la KFOR con treinta soldados a bordo.

Las tensiones en la zona de Jarinje aumentaron desde que la noche del lunes la KFOR empezó a retirar las barricadas de las carreteras que la población serbia local mantiene en protesta por la instalación de policías y agentes de aduana kosovares con la ayuda de la KFOR y la misión civil europea (EULEX), el pasado día 16.

La oscura mano de Belgrado

En julio pasado hubo incidentes violentos en el norte cuando Pristina envió una unidad especial de la Policía para aplicar un embargo contra mercancías serbias, como reacción a la decisión serbia de no aceptar los sellos aduaneros kosovares. Los pasos norteños de Jarinje y Brnjak fueron declarados entonces por la KFOR «zonas militares». Belgrado y los serbios de Kosovo no reconocen la independencia de Kosovo, reconocido por unos 80 países, entre ellos EEUU y la mayoría de los países de la UE.