La ignorancia anda suelta
En un país donde don Pedro J. Ramírez aspira a convertirse en el Maquiavelo de los príncipes puede ocurrir cualquier cosa. Así, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Sra. Aguirre, ha cargado contra «los indignados, los camorristas y los pendencieros» que reclaman una «democracia directa» porque tras ellos «se puede esconder un golpe de Estado» como en la Francia de 1793. Tal como suena. Aunque supongo que no ha leído aún el libro del director de «El Mundo» sobre el proceder jacobino, al que don Pedro J. califica también de golpe de Estado, sin reparar que está hablando de un suceso esencialmente revolucionario, que es mucho más profundo que un golpe de Estado, la Sra. Aguirre o la cólera de Dios ha decidido que estamos a punto de sufrir un asalto al Estado español, que de sí ya es golpista. El Señor nos guarde de estas y otras aflicciones. Los «indignados» son simplemente un inicial movimiento de masas que está aún a años luz de cualquier golpe, como no sea de los que recibe de la policía y otros agentes de la Santa Hermandad que esgrimen el actual Estado español para impedir, ahora sí vale la frase, cualquier pretensión de democracia directa, que no constituye la manifestación de ninguna barbarie social, sino la pretensión de que el poder democrático lo sea auténticamente. Es decir, los «indignados» tratan de que la democracia supere la vigilancia, entre otros estamentos, de los fiscales, caballeros que tienen la llave del cinturón de castidad que impide la coyunda del pueblo con la libertad. En resumen, que la hemos hecho buena con el libro de don Pedro J. que supongo aspira a ser el Alcalá-Zamora de la III República, deo volente.