La noticia de que ETA está dispuesta a colaborar con la Comisión Internacional de Verificación suscitó anoche reacciones de diferentes portavoces políticos, muchos de los cuales ya habían salido por la mañana para valorar otro elemento nuevo sobre el tablero: la autodisolución de Ekin. Si en este caso PSOE y PP se mostraron locuaces, tras el comunicado de ETA afloró una sensación compartida de incomodidad. Ninguno de los dos partidos se muestra satisfecho con la presencia de verificadores internacionales, que gana valor ahora tras el anuncio de la organización armada vasca de que facilitará su tarea.

Al PSOE la noticia del comunicado le llegó en plena Conferencia Política, que se celebra este fin de semana en Madrid para diseñar el programa electoral. La valoración fue realizada de nuevo por Patxi López, confirmando así el interés del partido en situarle en primera plana para la gestión de este asunto.

El lehendakari defendió que el texto conocido a media tarde «no aporta ninguna novedad» y se apuntó al eslogan habitual de que siguen esperando «el comunicado definitivo en el que ETA anuncie su desaparición».

En paralelo, López evidenció su disconformidad con la fórmula de la verificación internacional, en cuanto que supone una implicación externa que el Gobierno del PSOE trata de evitar a toda costa. Así, acusó a ETA de querer «marcar una agenda que no le corresponde», por lo que hizo un llamamiento a todas las formaciones políticas para «no caer en el error de volver a hacerles la campaña».

Abundando en ello, y pese a no conocer el comunicado en su integridad sino sólo el mensaje principal, Patxi López se quejó de que lo único que hace ETA en el mensaje es «saludar y dar la bienvenida a los verificadores y mediadores, que es algo que les encanta».

Difícil posición

Hasta el momento, la posición oficial del PSOE ha sido siempre la de que no necesitan una verificación de este tipo. Así lo dijo Alfredo Pérez Rubalcaba, entonces ministro del Interior, después de que ETA abriera la puerta a esta opción en enero, y otro tanto ha seguido repitiendo su sucesor, Antonio Camacho, para quien la forma de verificación eficaz es hacer detenciones.

Sin embargo, este discurso resulta cada vez más insostenible debido a la confirmación de las importantes personalidades que forman la Comisión, con experiencia directa en los principales conflictos armados de las últimas décadas: Irlanda, Sudáfrica, los Balcanes, Sri Lanka...

De momento, el Gobierno español y el PSOE evitan menospreciar a los cinco componentes de la Comisión de Verificación presentada el miércoles en Bilbo, al contrario de lo que hicieron anteriormente con Brian Currin, el coordinador del Grupo Internacional de Contacto formado por expertos facilitadores, y a quien habitualmente han presentado como representante de la izquierda abertzale. Currin expresaba el pasado domingo en ``El País'' su malestar e incomprensión con la posición de bloqueo del Estado español y con la incapacidad de PSOE y PP para adoptar una posición común y constructiva.

PP, UPyD y AVT

El presidente del PP vasco, Antonio Basagoiti, en su línea habitual, calificó el comunicado de ETA de «bazofia» ya que en él «no anuncia su disolución incondicional y la entrega de las armas».

En declaraciones a Europa Press, y al igual que hizo López, Basagoiti trató también de restar impacto al anuncio de ETA reduciéndolo a una maniobra de carácter electoralista. «Quiere hacerse muy presente en esta campaña y llegar hasta el 20 de noviembre hablando de ella -opinó-. Por eso pido a todos los partidos democráticos que no caigan en el juego de hacerle la campaña, sino que todos exijamos de manera unánime que se disuelva o le obligamos a disolverse».

El parlamentario de UPyD en Gasteiz, Gorka Maneiro, fue más allá, ya que no sólo pidió la disolución de ETA, sino también la de la recién creada Comisión Internacional de Verificación, de la que dijo que «no hace más que enredar y fomentar la idea de la negociación y hacer propaganda de los terroristas». «Nadie les ha llamado», se quejó Maneiro.

Con estas posiciones se alineó la presidenta de la AVT, Angeles Pedraza, también muy incómoda con este último paso de ETA. «Ya está resultando pesada con tanto comunicado que no dice nada», criticó tras el avance del mensaje de la organización armada. Pedraza dejó claro que su colectivo de víctimas «no reconoce» a ningún miembro de la citada comisión, «y mucho menos si son de fuera de España. A los únicos que reconocemos son a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado».

Urkullu y Llamazares

El líder del PNV, Iñigo Urkullu, vio un paso positivo en el comunicado, pero también se sumó a quienes ponen reparos, y en concreto a quienes advierten un interés electoral tras este nuevo movimiento de ETA. «Espero que todo esto no forme parte de una estrategia electoral en favor de la izquierda abertzale», dijo.

Afirmó además Urkullu que la voluntad expresada por la organización armada para la verificación «no servirá de nada» si en las próximas semanas «no hay un cese definitivo e incondicional».

Llamó la atención también la valoración del diputado de IU Gaspar Llamazares, para quien el comunicado de ETA no tiene gran importancia en la medida en que cree que la Comisión de Verificación «no es relevante en el proceso, puesto que primero se espera el cese definitivo e irrevocable y luego un proceso de entrega de armas».

Gaspar Llamazares complementó esta opinión con matizaciones como la de que «a mí no me molesta la Comisión de Verificación, aunque no sea relevante» o la de «el comunicado de ETA no es un salto cualitativo, sino un pequeño paso más, pero de todas formas lo que abunda no daña».