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Laos: La gran desconocida de la región

El sudeste asiático ha asistido durante mucho tiempo a un sinfín de conflictos. La guerra de Indochina contra el colonialismo francés, la guerra de Vietnam, el régimen de los Jemeres rojos en Camboya, el pulso de China con sus vecinos, las disputas fronterizas entre los estados (la más reciente entre Tailandia y Camboya) son algunos ejemplos.
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Txente REKONDO GAIN

Pero de todos esos acontecimientos, el que menos protagonismo ha adquirido entre los medios occidentales ha sido Laos. La República Democrática Popular Lao está experimentando una considerable transformación y muchos analistas coinciden en señalar que se podría estar aplicando una especie de modelo chino, a menor escala. El Partido Revolucionario del Pueblo de Laos (PRPL) sigue controlando la vida política, al tiempo que se permite un auge de la propiedad privada de algunas empresas, mientras otras son de capital mixto con participación del gobierno.

Entre las consecuencias positivas de estos cambios encontramos la presencia de electricidad en buena parte del país gracias al aprovechamiento de las presas del Mekong, así como la canalización de al menos una fuente a las aldeas más lejanas. Inversiones extranjeras, de China, Tailandia o Vietnam, también están contribuyendo al desarrollo de proyectos comunes.

No obstante, no tardamos en encontrar la otra cara de esa moneda: la invasión de productos chinos están ahogando a los productos locales y condicionando la forma de vida de artesanos que no pueden competir con los precios tan bajos de lo que procede del gigante asiático. Otro efecto colateral es la cada vez mayor utilización de los llamados «búfalos chinos» (una especie de tractor pequeño) que poco a poco va sustituyendo al tradicional búfado de agua.

La carencia de vías de comunicación, sobre todo en el norte, donde la principal y «única» carretera que atraviesa las altas montañas se ve continuamente cortada por los derrumbamientos de tierra, refuerza todavía más la importancia del río Mekong, la «autopista» del país.

Riesgos del turismo

También el turismo puede acabar convirtiéndose en un peligroso compañero. Algunas organizaciones han denunciado el intento de redes de pederastas por ampliar sus bases de la región hasta Laos, y al parecer se han detectado casos de ese tipo, aunque todavía no son del nivel de Tailandia o Camboya.

También se ha visto un boom de los casinos, sobre todo en regiones donde existen las llamadas Zonas Económicas Especiales. En torno a los mismos se ha desarrollado también un negocio de drogas y prostitución.

Ciudadanos de China o Tailandia acuden a esos casinos en busca de juego, pero probablemente también atraídos por las «otras ofertas». Jóvenes, provenientes muchas veces de las zonas montañosas del país, obligadas a prostituirse; un tráfico de droga que genera a su vez drogadicción entre la población local; una forma de ganar dinero rápido para algunos jóvenes; una corrupción en aumento y sobre todo un claro empuje hacia un consumo descontrolado, en un país donde las carencias no permiten ese nivel de vida a buena parte de la población. Laos es un conglomerado de pueblos y lenguas. Mientras el gobierno señala la existencia de unas cincuenta etnias diferentes, otras fuentes sitúan esa cifra en 134. Hace años el pueblo Hmong (también llamado Miao o Meo), que vive en las zonas montañosas, colaboró con la CIA en la guerra de Vietnam y se situó en su mayor parte junto a las fuerzas realistas conservadoras de Laos frente al movimiento comunista de la época. A partir de 1975 su resistencia contra el gobierno central se localizaba en algunas zonas montañosas, pero a pesar de seguir contando con apoyo de EEUU y de la diáspora en Occidente, no volvió a lograr un escenario como en los años precedentes. En los últimos años los reveses se han sucedido para este pueblo, que basaba buena parte de su forma de vida en el cultivo del opio.

La política gubernamental, esta vez con el apoyo de Washington, ha erradicado esa forma de vida, dejando con escasas oportunidades a los Hmong para rehacer su forma de vida. En 2003 se produjo un pequeño levantamiento en las montañas de la provincia Xiangkhouang y todavía se puede ver la presencia de patrullas militares en la región. Aunque no alcanza los niveles del pasado, el control es evidente. Además, el gobierno ha decidido reubicar a muchos Hmong en aldeas junto a lugares turísticos y mostrar a los visitantes «la forma de vida tradicional de dicho pueblo». Con ello pretende alejar a los Hmong de las zonas montañosas y someterlos al mismo tiempo a un mayor y más sencillo control. La herencia de la intervención de EEUU, lo que algunos denominaron la «guerra secreta», se manifiesta en forma de contaminación y presencia de artefactos militares sin explotar. Durante la década de los sesenta y la mitad de los setenta del siglo pasado, los norteamericanos lanzaron sobre este país siete millones de toneladas de bombas (una por habitante). El «lucrativo e inconsciente» negocio en que se ha convertido el material que todavía se encuentra en diferentes partes del país está trayendo consigo el aumento de víctimas civiles por la manipulación de dichos artefactos y la expansión de la contaminación que producen. Fuentes independientes señalan que lo aportado por Washington para limpiar y rescatar esas bombas se corresponde con lo que gasta en dos días en la ocupación de Afganistán.

En los próximos años Laos afrontará una serie de importantes retos para erradicar parte de la pobreza del país y lograr un desarrollo. De momento el gobierno de Vientiane ha decido apostar por el desarrollo de la agricultura, e intentar al mismo tiempo reducir la dependencia exterior. También ha señalado la importancia del turismo en ese proyecto (la construcción de nuevos hoteles por todo el país, la aparición de «casas de huéspedes» locales en cualquier lugar, e incluso contradicciones como la construcción de campos de golf, un deporte desconocido en el país, pero que espera atraer un «determinado tipo de turismo». Y sin olvidar el desarrollo de la energía hidroeléctrica (para uso interno y para su venta, sobre todo a Tailandia).

Inversiones y recursos

Junto a todo ello el país espera seguir contando con las inversiones de Vietnam, China, Corea del Sur y Japón, principalmente, en diferentes ámbitos. Así mismo aprovechará sus recursos minerales (oro, cobre o bauxita) y su riqueza forestal, controlada por sectores militares y cuya explotación puede tener graves consecuencias tanto medioambientales como en otros campos: dificultades de supervivencia para la pequeña industria textil, sobre todo ante la avalancha de tiendas y productos «chinos» o el crecimiento de la zonas urbanas que acrecentarán las diferencias con la parte rural del país, lo que se suma a los retos del combate de la malaria o del sida; el impulso de la educación, que a día de hoy es muy cara, y sobre todo la lucha contra la corrupción.

En cuanto a las relaciones internacionales, el PRPL sigue declarándose marxista-leninista, y en los últimos años ha adquirido un importante discurso nacionalista (que no atrae mucho a algunas minorías étnicas). Sus relaciones con países como Vietnam o Cuba siguen firmes. También tiene una buenas relaciones, sobre todo comerciales, con Tailandia, e incluso con China. No obstante, los proyectos de grandes presas en el Mekong pueden condicionar dichas relaciones en el futuro y alterar el actual equilibrio de la región.

Por su parte, EEUU parece que ha retirado su veto hacia el país, fruto de la guerra fría, y parece dispuesto a mantener un nivel, bajo, de relaciones. En cuanto a Europa, la ausencia de intereses importantes (y la pesadilla postcolonial) hacen que esos estados no tengan de momento un gran interés en el país.

Un país montañoso, donde el Mekong es la arteria de vida, y donde conviven el gobierno marxista-leninista con una proliferación de pagodas y monasterios budistas, y sobre todo donde la sonrisa de la gente hace que uno se sienta en otro lugar del tiempo, donde la esencia del mismo no se puede de ninguna manera medir con los parámetros eurocéntricos al uso. Por todo ello, al vez Laos, -la República Democrática Popular Lao-, siga siendo la gran desconocida de esa región asiática.

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