El Barcelona ganó en Miribilla su cuarta Supercopa, la tercera que se lleva de forma consecutiva, gracias a un gran último cuarto en el que los blaugranas lo hicieron todo bien y el Baskonia prácticamente todo mal. Tal y como sucedió en la semifinal contra el Real Madrid, los catalanes dieron la vuelta a un marcador adverso, liderados esta vez por un «recuperado» Juan Carlos Navarro que sumó un MVP más en su carrera tras anotar 24 puntos y una valoración de 27.

Un resultado final, el de 73-82, engañoso y difícil de explicar. Porque tras un partido extremadamente parejo tanto en el juego como en el marcador, los gasteiztarras hicieron lo más complicado, adelantarse 65-58 en el luminoso a falta de ocho minutos gracias a dos de esos triples de Pablo Prigioni que los aficionados baskonistas vuelven ya a disfrutar y padecer.

Pero cuando mejor se ponía el encuentro y más concentrado había que estar para mantener la renta, los de Dusko Ivanovic desaparecieron de la pista. Es cierto que la defensa culé mejoró mucho con un Ndong sublime en la pintura, y que Navarro se puso su disfraz on fire anotando ocho puntos en apenas dos minutos, pero que un equipo que se apuesta todas sus fichas a la dureza defensiva reciba un parcial de 0-13 en el último cuarto deja claro el largo camino que queda por recorrer.

Un gran segundo cuarto

El primer periodo se encargó de apuntar ya algunas claves que posteriormente serían decisivas en la resolución del encuentro. Con los ataques superando fácilmente a las defensas, la dupla Huertas-Navarro -15 puntos entre ambos- mantenía por delante al Barça mientras en el juego interior dos auténticos colosos, Seraphin y Ndong, comenzaban su reto particular entre tapones, faltas e intentos de mate. Primer round para el Barcelona (20-25), pero los dos técnicos, sobre todo Ivanovic, con cara de pocos amigos al corrillo.

La charla del montenegrino causó efecto y el segundo cuarto fue un buen ejemplo de lo que puede llevar al nuevo Baskonia a luchar por las cotas más altas. Más agresivos en defensa -el Barça sólo anotó 13 puntos en 10 minutos y Oleson al banquillo con tres faltas-, en ataque se comenzaron a ver situaciones y jugadas que podrían ser una especie de brotes verdes de cara al futuro. Pongamos como ejemplo los seis puntos anotados por Reggie Williams en su primer partido como jugador baskonista o un buen pick and roll entre Thomas Heurtel y Milko Bjelica. Los vascos por delante al descanso con la sensación de haber puesto buenos cimientos en busca del quinto entorchado en la competición.

El empate parecía crónico

Pero el comienzo del tercer cuarto se encargó de recordar, por si alguien lo había olvidado, de que para dejar al Barça sin un nuevo título -han ganado los cuatro últimos que han disputado a nivel ACB y siete de los ocho anteriores- habría que sudar sangre. Un parcial 0-6 de salida igualó el marcador en un periquete y tuvo que ser Seraphin el que, con un mate francamente espectacular, pusiera fin a un lapsus de más de dos minutos y medio sin anotar. En un intercambio de aciertos y errores, con Teletovic apareciendo como el Guadiana para anotar de vez cuando, y Marcelinho haciendo algún truco de magia, el tercer periodo se convirtió en un empate crónico que acabó con un incierto 59-58.

Una película de suspense que resolvió su trama en dos giros inesperados, los dos triples de Prigioni primero y el 0-13 culé después, y que sirve de antesala a lo que puede ocurrir durante el curso baloncescístico 2011-2012. Esperemos que el Baskonia pueda plantar cara al potencial que ya ha dejado claro el Barça desarrollando y trabajando los fundamentos mostrados en ese gran segundo cuarto.