El funeral en Qamishli por el líder opositor kurdo Meshaal Tammo, miembro del Consejo Nacional Sirio ejecutado el viernes, se convirtió ayer en una masiva demostración de ira y rechazo al régimen de Bachar al-Assad, en la que participaron 50.000 personas, según la oposición, y acabó en un nuevo baño de sangre con al menos cinco muertos. Otras cinco personas murieron en otros puntos del país. La muerte de Tammo ha marcado un punto de inflexión en la estrategia de hostigamiento del régimen, al ir dirigido contra un líder opositor y de la minoría kurda, a la que el Gobierno había intentado hasta ahora no involucrar en las protestas.