Antonio Alvarez-Solís | Periodista
Rocroy
Cuenta la historia que un moribundo oficial de los Tercios españoles en la batalla de Rocroy tuvo el último gesto glorioso al responder a un oficial francés que le interrogaba acerca del número de combatientes de la Corona española que habían intervenido en el terrible combate: «Contad los muertos». Es decir, la majeza. La majeza que ha tentado al Sr. Aznar -«España y yo somos así, Señora»- al decir en Málaga: «ETA sólo acabará si la derrotamos sin condiciones». Por lo tanto, nada de política. Como siempre. Luego de la derrota ya se contarán los muertos. España, España... ¿Cuándo emplearás la cabeza, que es la parte de arriba?
O sea, arrogancia e insensatez. Lean, por ejemplo, estas palabras del jefe de los Tercios del PP: «Derrotar a ETA significa que el perdón es un derecho que sólo corresponde a las víctimas». Y a continuación esta frase discordante y necia: «Lo normal es respetar la historia de tu país y no reabrir las heridas del pasado». Es decir, unos muertos condicionan la paz; los otros yacen en el libro cerrado de la historia. ¿Coherencia? Juzguen ustedes mismos. Y para rematar, la retórica descoyuntada: «La Historia del Partido Popular sería inconcebible sin Manuel Fraga». ¡Qué revoltijo de víctimas buenas, víctimas malas, victimarios decentes y victimarios canallas!
Para finalizar: Lo normal «es que cuidemos nuestra lengua común». La lengua de los Tercios, la lengua de Fraga, la lengua de la guerra sin cuartel. Pregunta de vasco: «¿Respetar la historia de tu país» es respetar la historia vasca? Llegan los «populares»; contad los muertos: la libertad destrozada, la democracia yacente, la razón atropellada. La derrota vasca sin condiciones. Señor, ¿no intentarás que gane Rubalcaba?