La medida de reducir el número de participantes del Cuatro y Medio de 20 a 16 parecía sinónimo de mayor espectáculo y emoción en las canchas, pero todas las previsiones se han ido por la borda en un comienzo de campeonato que, para nada, ha cumplido con las expectativas creadas. Como sucede a los coches más vetustos, tras un verano tardío, el frío ha sentado mal a un campeonato que sobre el papel iguala las fuerzas y que no ha terminado de arrancar en condiciones en cuanto el mercurio ha sufrido los primeros descensos pronunciados.

Al igual que Aritz Lasa el viernes por la noche en Antzuola ante Mikel Urrutikoetxea, Mikel Olaetxea y Pablo Berasaluze lograron ayer, en la apertura de la temporada invernal del Labrit, el pase a octavos de final en partidos en los que se esperaba mucho más de sus rivales.

Al igual que a muchos las primeras lluvias y fríos otoñales les han pillado de imprevisto y en cada casa hay más de un catarro y afonía, el repentino inicio de la jaula ha llegado de sopetón para más de un pelotari, que no ha podido prepararse como requiere un campeonato tan exigente como el de la jaula y ha quedado en evidencia en esta primera jornada.

Olaetxea da otro paso

Tras dos intentos baldíos, Mikel Olaetxea consiguió ayer romper una de las últimas barreras que se le resistían para instalarse en la élite; ganar el primer partido en un campeonato de primera. Ayer en Iruñea lo consiguió, pero su cara al término del partido fue el fiel reflejo de que no terminó a gusto del todo.

Y es que, en un partido en el que las cinco faltas de saque cometidas entre ambos pueden servir de termómetro, el de Lizartza sufrió en exceso para rematar un partido que tuvo muy encarrilado con el 1-14 inicial que le endosó a Patxi Ruiz.

El verano no ha traído una sola alegría para el de Lizarra y esa falta de confianza y de fe en sus posibilidades fue un lastre demasiado grande en un inicio de partido en el que el cuerpo de Ruiz estaba presente en el Labrit, pero su mente parecía muy lejos de allí. Sin embargo, el magnífico verano firmado por Olaetxea ha terminado pasándole factura al de Lizartza, especialmente en sus manos, lo que mermó mucho su rendimiento a partir del ecuador del partido, lo que metió a Ruiz en el mismo, hasta que se enredó en un cúmulo de despropósitos, con dos faltas de saque incluidas.

Por otro lado, aunque los dos precedentes existentes en esta competición hacían prever un duelo igualado, Pablo Berasaluze no tuvo ningún problema para deshacerse de un Iker Arretxe que acusó en exceso la inactividad veraniega por culpa de un mal de manos.

La igualdad se redujo a un primer tanto peloteado. Otro parcial de 13-0, con cinco saques consecutivos por parte del berriztarra, desniveló la balanza en un santiamén y como Berasaluze VI no aflojó, un Iker Arretxe que pareció muy justo de zurda, sólo pudo maquillar su derrota con 8 tantos.