El primer ministro polaco, Donald Tusk, se prepara para un segundo mandato al frente de la coalición mayoritaria en el Parlamento, después de la victoria de su partido en las legislativas del domingo, y ya ha anunciado que sustituirá a la mayor parte de sus ministros.

La Plataforma Cívica (PO) de Tusk obtuvo el 39,19% de los votos y su socio de coalición, el PSL, logró el respaldo del 8,36% de los electores. Apoyado por la buena salud de la economía polaca, que no ha sufrido la crisis como el resto de Europa, la coalición conserva una mayoría de 234 escaños sobre 460, según el recuento de la Comisión Electoral Nacional. Esta reelección de un equipo en el poder no tiene precedentes desde 1989.

Además de la situación económica, el rechazo a la alternativa conservadora del partido Derecho y Justicia (PiS) de Jaroslaw Kaczynski ha sido una de las bazas de Tusk, aunque el partido de Kacynski mantiene su peso con 158 diputados en la Dieta (Cámara baja), al haber obtenido el 29,88% de los sufragios. La verdadera sorpresa es la irrupción del Movimiento de Palikot (RP), un partido anticlerical de izquierdas, creado hace apenas un año por el empresario Janusz Palikot. Con el 10,01% de los votos, ha conseguido 40 diputados y se convierte en la tercera fuerza con propuestas como el abandono de la financiación de la iglesia por parte del Estado o la supresión de las clases de catecismo en las escuelas pública, en un país donde el 90% de la población se declara católica.

Sus buenos resultados se producen a la vez que se debilita la izquierda tradicional encarnada por el Partido Socialdemócrata (SLD) con el 8,25% de los votos y 27 diputados, su peor resultado. Su presidente, Grzegorz Napieralski, ha anunciado que no se presentará a la reelección en el próximo congreso del partido.