Mikel INSAUSTI

Lo peor que le puede pasar a un proyecto que tarda más de diez años en llegar a la pantalla es que, después de tan larga espera, decepcione al público. Y “Capitán Trueno y el Santo Grial” está destinado a engrosar la lista de los mayores fiascos del cine español, ya que el presupuesto se ha ido por encima de la peligrosa barrera de los diez millones de euros. Se dijo que el último retraso en su estreno se había debido al complicado proceso de post-producción, pero en el resultado final no se aprecia mucho efecto digital, hasta el punto de que la monstruosa criatura subterránea, que parece escapada de “Dune”, sólo se deja ver un par de segundos.

Si no querían abusar del CGI o imágenes generadas por ordenador, mejor hubieran hecho en recurrir a los trucos ópticos artesanales a lo Ray Harryhausen, pero a cambio castigan al espectador con una trasnochada fotografía paisajística de postal turística que se repite en las panorámicas de los castillos y localizaciones rústicas escogidas. Tan desafortunada elección estética empobrece cualquier posible elemento fantástico, por más que Jennifer Rope trate de practicar la magia negra. .

Pero con todo, el mayor error está en el desfasadísimo tono humorístico, que hace que la aventura se quede anclada en el anacronismo del tebeo franquista. Las líneas de diálogo quieren ser fieles a los bocadillos originales escritos por Víctor Mora, con su “cáspita” y demás expresiones salidas de la censura del lenguaje coloquial, que dichas por intérpretes actuales suenan risibles. Con un texto así poco o nada pueden hacer las figuras estelares del reparto, a las que se ve totalmente desubicadas.

Las caracterizaciones secundarias abundan en semejante despropósito, con sarracenos y sajones encarnados por profesionales locales bajo disfraces de los típicos de las fiestas de “moros y cristianos”. A partir de ahí, ninguna coreografía de lucha puede resultar creíble, con una dinámica torpe y teatral, a falta de extras suficientes para representar batalla alguna.