Koldo CAMPOS Escritor
12 de Octubre
Salieron de palos con nombres de putas, la Niña, la Pinta y... la otra». Así plasmaba el poeta dominicano Apolinar Núñez la fiesta que hoy celebra el Estado español y que Latinoamérica repudia. El problema, en cualquier caso, no es que 500 años atrás les llegara Colón, lo peor es que todavía siga llegando.
El último episodio de tan larga y funesta conquista nos lo acaban de servir los medios. Hace 6 años, las autoridades sanitarias panameñas encargaron a la empresa española Rasfer Internacional la compra de 9 mil kilos de glicerina para elaborar jarabes para la tos. La empresa compró en China el pedido pero, para que el negocio fuera redondo, en vez de la glicerina solicitada adquirió otra más barata utilizada como líquido para frenos. Elaborado el jarabe, se distribuyó gratuitamente en Panamá.
Se cifra en quinientos, número que empieza a ser maldito, los panameños que han muerto como consecuencia de ingerir un jarabe para uso industrial, y en miles los afectados.
La Audiencia Nacional española ha archivado el caso. Panamá no. Su Caja de Seguro Social denuncia en el afán de lucro de la empresa española las consecuencias, que todavía no cesan, de lo que califica como «una estafa y un delito contra la vida».
Pablo Neruda, en su Versainograma a Santo Domingo también lo dejó escrito.
«Unos conquistadores españoles que llegaron de España con lo puesto buscaban oro y lo buscaban tanto como si les sirviera de alimento. Enarbolando a Cristo con su cruz los garrotazos fueron argumentos tan poderosos que los indios vivos se convirtieron en cristianos muertos».