La conferencia internacional que el próximo lunes se celebrará en Donostia con el objetivo de promover la resolución del conflicto en Euskal Herria es un indicador de que mucha gente ha trabajado mucho y bien en los últimos años para que este país se halle en este momento ante una oportunidad histórica. Y es que, después de la constitución del Grupo Internacional de Contacto, primero, y de la Comisión Internacional de Verificación, hace unas semanas, la cita del día 17, en la que se espera asistan personas de un importante peso institucional y de gran relevancia internacional, nos muestra que el mundo mira directamente y con expectación a todo lo que está sucediendo aquí y, lo que es más importante, con ánimo de ayudar para alcanzar el objetivo deseado.

Euskal Herria sabe que no camina sola, y los estados español y francés son también conscientes de que todo lo que hagan será analizado y valorado por la comunidad internacional, y este hecho supone un aval para que el camino que unos iniciaron hace ya tiempo de forma unilateral concluya en la meta que ansía este pueblo. Y que lo haga, además, de forma que todos ganen, tal como acertadamente apostilló ayer Jonathan Powell, mano derecha del ex primer ministro británico Tony Blair. Las palabras se Powell, directamente ligado al proceso de paz irlandés e hijo de una víctima del IRA, chocaron, por sensatas, con las mezquinas declaraciones que desde determinados espacios políticos y mediáticos se vienen lanzando en las últimas semanas.

No hay ningún conflicto que no se pueda solucionar, y para hacerlo es necesario hablar con los enemigos, no con los amigos. No es la primera vez que esta lección, que expuso el diplomático británico, es explicada en Euskal Herria, a pesar de que algunos representantes políticos, en su mediocridad, insisten en no aprenderla. Son los mismos que ayer insinuaron incluso que personalidades de la talla de los que el lunes acudirán a Donostia responden a intereses de la izquierda abertzale -deberían preocuparse mucho si así fuera-, y anuncian que no asistirán al evento. No comprenden que esta vez allí estará todo el mundo, menos ellos.