Corría la vigésima jornada liguera de la 2004-2005 cuando una Catedral con 38.000 espectadores volvía a desesperarse ante lo bien tomada que le tenía la medida Osasuna al centenario estadio. Desde que había ascendido de nuevo a Primera con la llegada del siglo XXI, la escuadra navarra ya acumulaba dos empates y otras tantas victorias en sus anteriores visitas e iba camino de conseguir la tercera.

Durante una hora, los entonces dirigidos por Javier Aguirre le dieron un baño de fútbol y eficacia a un cuadro rojiblanco que, uno por uno, parecía disponer de mayor calidad, pero no lo demostraba sobre el césped. Hasta que a los locales les hizo efecto la vacuna San Mamés y a los rojillos se les cruzaron los cables en una cuesta abajo sin frenos que acabó con remontada histórica de los anfitriones.

Un varapalo para los navarros que no sólo supuso tres puntos, sino que tuvo consecuencias a futuro, ya que a partir de ahí los desplazamientos al campo bilbaino se convirtieron en una especie de muro infranqueable. La actitud se tornó más quebradiza y el Athletic ha sabido sacar partido de ese miedo escénico equilibrando su mal bagaje del inicio de la década del 2000.

En este periodo de competición -11 campañas-, los vizcainos le han dado la vuelta a la tortilla hasta acumular cinco triunfos a su favor, destacando las tres victorias consecutivas en las tres últimas temporadas, por tres triples del lado rojillo y otros tantos empates. La tendencia de los últimos tiempos se ha inclinado claramente del lado de los leones.

«Izquierdinho», la excepción

Como es lógico, siempre hay una excepción que confirma esa regla. Sucedió en la 2006-07 cuando Osasuna se plantó en Bilbo con la moral por las nubes gracias a su memorable racha europea en la Copa de la UEFA y certificó con tres golazos sus intenciones de volver a hacerse valer en San Mamés, teniendo en el banquillo a uno de los pichichis más queridos de la Catedral, Cuco Ziganda.

El broche de oro lo puso Izquierdo, o mejor dicho «Izquierdinho», como lo calificaron en algunas crónicas al lateral derecho riojano, tras conseguir la tercera diana en una jugada personal en la que se fue de todo rival que le salió a su paso. Fue el cénit en la carrera futbolística del de Arnedo, que ahora milita en el último tramo de su trayectoria deportiva en el Atlético Baleares, con el que encabeza la tabla del grupo III de Segunda B, compartiendo vestuario con antiguas glorias como los delanteros Antoñito o Perera.

Fue una isla dentro del océano pues, quitando un empate a cero del año siguiente, el equipo encarnado volvió a las andadas en las campañas más recientes. Tras caer en la 2008-09 por 2-0, a la temporada siguiente volvió a repetir resultado, sólo que con una imagen más sonrojante, pues los dos goles los encajó al cuarto de hora de partido.

Más doloroso resultó todavía el último precedente, con un tanto en el descuento de Gurpegi que echó por tierra el trabajo defensivo de Osasuna durante 91 minutos. Este lunes se verá si la reciente historia maldita continúa o se ve frenada.