La pasada semana algunos celebraron en Iruñea lo que los mismos celebrantes han tenido a bien denominar X Congreso Nacional de Bioética (lo de Nacional es referido, ciudadanos del mundo como son sus organizadores, a España, por supuesto). El X Congreso lleva el original lema de «'Construyendo valores en la diversidad» y cuenta con el patrocinio de la CAN, Banca Cívica, Gobierno de Nafarroa, Ayuntamiento de Iruñea y El Corte Inglés. Todas ellas instituciones diversas regidas por los mismos individuos, partidarios todos (dietas aparte) de una ética intachable que, debido a su negritud, resulta ya imposible de tachar. ¿Qué será lo próximo? ¿Avecrem contra las peleas de gallos?

Durante tres días, una serie de expertos (la propaganda dixit) han tratado sobre la ética y su relación con la equidad y la toma de decisiones, la religión, los trasplantes y las profesiones sanitarias. ¿Quién ha organizado dicho congreso?, se preguntará algún lector; pues la Asociación de Bioética Fundamental y Clínica que cuenta, entre los miembros de honor (son cinco), con dos falangistas arrepentidos y dos jesuitas no arrepentidos, todos ellos ya difuntos y, por supuesto, a la diestra de Dios padre. La Junta directiva de la asociación y su presidente, el polifacético, poliético y poliestético Koldo Martínez, magister en Bioética, han tenido a bien invitar como ponentes del Congreso de expertos, entre otros, al obispo de Bilbo, Mario Iceta, y al juez de la Audiencia Nacional Fernando Grande-Marlaska tan conocidos por estos lares.

Sobre el primero, Don Mario, el viernes pasado mi amigo Luis, indignado, me preguntó por teléfono: ¿Y qué cojones pinta un obispo, un defensor de una moral heterónoma cuyo fin es someter la razón a los designios de un delirio enfermizo cuyo objetivo es mantener la explotación de la mayoría para el beneficio de unos pocos, en un congreso de ética? ¡Hostia! ¿O es que va a dar explicaciones acerca del saqueo de Caja Sur, de cuyo consejo de administración formaba parte?

Chico, Luis, no sé qué decirte, cálmate un poco, que te va a dar un pampurrio -contesté-.

¿Pero no tenéis en Nafarroa suficientes opusianos, que invitáis a los de fuera? -me inquirió-.

Es que Don Mario también estudió aquí medicina, en el Opus. Tendrá morriña, y Koldo es tan amable...- contesté antes de colgar.

Después pensé: ¿Y a Marlaska? ¿Por qué lo han invitado? ¿Para hablar del cuerpo del torturado como plasmación estética de la ética del torturador?

Koldo querido, traes a un juez de la Audiencia Nacional que sistemáticamente ordena la incomunicación, creando así tiempos y espacios opacos en los que la tortura queda impune; un individuo que tanto daño ha causado y causa a muchos de tus compatriotas, que gusta de encarcelar a los hijos e hijas de quienes se enfrentan al Estado, que intenta meter en prisión a humoristas irrespetuosos con los Borbones, que prohíbe hasta partidas de mus y partidos de fútbol, que tiene claro el adagio «con los amigos, la ética; con el enemigo, la estrategia». ¿Por qué los invitas? Si boutade, no tiene gracia. ¿EroaBai lo próximo?