Se habla de la película de Asier Altuna en las redes sociales, en algunos lugares de trabajo, hasta en los bares y, eso, es un logro en los días que corren. «Bertsolari» es de esos filmes que aportan, sugieren, emocionan, nos dejan con las ganas y la necesidad de indagar y conocer más allá de lo que en el universo de la película se nos muestra. «Bertsolari» es estimulante (reitero lo dicho tras haberla visto en el Zinemaldia), es una especie de mapa con forma de documental en el que Altuna nos va dibujando senderos por los que transitar una vez que las luces de la sala de cine se han encendido. Es fascinante descubrir cómo emergen las ideas, los pensamientos en aquellos que se atreven a mirar al vacío de las palabras directamente, a los ojos, para darles después a éstas forma de historia, de verso.

El ejercicio de la improvisación se retrata aquí como un abismo por descubrir, tan cercano a todos nosotros y tan desconocido al mismo tiempo. Un lugar común en el que dialogan la poesía, el día a día, el arte... Todo parece poder expresarse rimando, es mágico.

Perfectamente engrasados los niveles temáticos, narrativos y figurativos, todo parece encajar en la historia de Asier Altuna. Insisto, no se pierdan «Betsolari»; por la belleza de las imágenes, por la desinhibida dulzura y la elegancia con la que encadena las ideas, por la poesía que esconden sus imágenes... No se pierdan «Bertsolari» incluso por aquello que no vaya a gustarles.

Beraz hemen dozue / Altunak egindakue / bertsolaritzak badu / irudi ta soinue / txapela jarri eta ibil daiten munduen...

P.D. Bertsotan ibiltzeko lizentziarik gabe nabil, barkaidazue...