Mikel INSAUSTI Crítico cinematográfico
Miedo a los niños soldado
Los medios de información se han hecho eco con retraso de la noticia de la censura al cartel de «De mayor quiero ser soldado», que viene a echar más fuego a la recepción crítica de uno de los estrenos polémicos de la temporada. Ha ocurrido en Barcelona, donde la compañía de transportes urbanos ha prohibido la publicidad de la película en sus autobuses.
La medida da una idea de la confusión existente en torno al tema educacional, puesto que la película ha sido avalada por la Oficina del Defensor del Menor en la Comunidad de Madrid, lo que no impide que en otros lugares provoque rechazo. De tener razón quienes la atacan se estaría cometiendo una irresponsabilidad, al no faltar pedagogos que la recomiendan como material de uso escolar.
La imagen de la discordia es la de un niño que se apunta a la sien con un mando a distancia. En una entrevista radiofónica, oí decir al realizador Christian Molina que buscaron el modelo de mando con más botones del mercado, para que nadie lo pudiera confundir con una pistola. El simbolismo está claro y define muy bien la película en su denuncia de la falta de control sobre los contenidos violentos que consumen los menores a través de la televisión o los videojuegos.
El cartel ha asustado a las mentes bienpensantes porque se trata de un niño occidental militarizado, pero, tal como señala «De mayor quiero ser soldado», estamos ya insensibilizados ante la aparición en los noticieros de niños soldados en países africanos en guerra. Le están dando la razón a Christian Molina y a su controvertida película.