La quita del 50% de su deuda con los bancos afloja el nudo sobre Grecia
La soga que apretaba el cuello de Grecia ha aflojado su presión después de que los líderes de la eurozona acordasen con los bancos una quita del 50% de la deuda, muy superior a la prevista inicialmente (21%). El presidente heleno, Yorgos Papandreu, mostró su alivio por la noticia, si bien nadie ignora que la situación, durante los próximos años, continuará estando marcada por las severas medidas de recorte.
Imanol INTZIARTE | DONOSTIA
Grecia se despertó ayer con una sensación de mesurado alivio tras el acuerdo alcanzado por los miembros de la eurozona para tratar de poner fin al problema de la deuda. No obstante, la carga continuará siendo muy pesada para el país y continuará reclamando duros sacrificios a la ciudadanía.
Al término de una maratoniana noche en Bruselas, el primer ministro griego, Yorgos Papandreu, retornó a Atenas, donde mostró su confianza en que «esta decisión histórica para el conjunto de Europa» será suficiente para «calmar a los mercados y detener los ataques y la especulación contra el euro».
El pacto anunciado a las 4.30 de la madrugada por el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, contempla una quita del 50% de la deuda que Grecia mantiene con la banca privada.
Técnicamente, el Ejecutivo heleno deberá de negociar hasta final de año con cada una de las entidades financieras acreedoras para suscribir un acuerdo «voluntario» por el cual las obligaciones actuales queden reducidas a la mitad.
Un déficit como el de Italia
El objetivo es alcanzar una tasa de endeudamiento del 120% del PIB en el año 2020, frente al 165% previsto para finales de este ejercicio. Ese 120% es la actual tasa de endeudamiento de Italia y el doble del máximo fijado por el tratado de Maastricht, que evidentemente es papel mojado.
«La operación va a dejar la tasa de endeudamiento exactamente al nivel en el que estaba en 2009», año en el que Papandreu fue elegido primer ministro, subrayó el conservador Antonis Samaras, líder de la oposición griega. «El Gobierno que nos metió en este problema no debería hablar de salvación», apostilló.
En números absolutos, los bancos europeos deberán renunciar a 100.000 millones de euros, que aún y todo no llega a ser ni un tercio del endeudamiento público total del país, cifrado en más de 350.000 millones de euros.
Para que las entidades financieras puedan resistir mejor este embate, los 27 estados de la Unión Europea obligan a los setenta mayores bancos a conseguir más dinero antes de julio de 2012. Esta recapitalización exige un core capital -capital de máxima calidad- del 9%, lo que les obligará a recabar recursos por importe de 106.000 millones de euros.
Los más expuestos a la deuda griega son los bancos del propio país. «Es muy probable que una gran parte de las acciones bancarias deban pasar bajo el control del Estado», al menos temporalmente, indicó Papandreu.
Para cubrir sus necesidades financieras futuras -cabe recordar que continúa sin poder acceder a los mercados internacionales-, Grecia podrá contar hasta 2014 con 130.000 millones de euros suplementarios de ayudas de la Unión Europea -probablemente también aporte el FMI-, que se sumarían al primer rescate de 110.000 millones concedido en mayo de 2010.
Sin embargo, esta nueva inyección monetaria vendrá acompañada de una estrecha vigilancia de la aplicación de las reformas en el país y de más esfuerzos de austeridad impuestos a la población para reducir el déficit público.
Cabe recordar que el Gobierno heleno ha tenido que aplicar draconianas medidas de ajuste y hacer frente al creciente descontento de la ciudadanía para que los inspectores de la «troika» conformada por la UE, el BCE y el FMI dieran su visto bueno al desbloqueo de un tramo de 8.000 millones que aún no ha sido transferido.
En la calle no se hacen ilusiones. «El proceso será doloroso, va a crear dificultades económicas para los griegos», opina Nikos, un maestro, en declaraciones a France Presse. Para Evi, una mujer jubilada, los griegos corren el riesgo de convertirse en «más pobres con la quita».
Para el jefe del Ejecutivo, si Grecia realiza las reformas reclamadas podría retornar a los mercados financieros internacionales antes de 2021, fecha prevista por el FMI.
Papandreu considera que es mejor que los acreedores tengan presencia permanente en Atenas para así resolver los problemas «de inmediato» y evitar que se arme tanto revuelo con cada movimiento de los inspectores de la «troika», responsables de verificar el avance de las reformas antes de otorgar cada nuevo tramo del préstamo. «No me gusta el espectáculo que estamos ofreciendo cada tres meses», sentenció.
Ampliación del FEEF
Además de la quita griega y de la recapitalización bancaria, el acuerdo suscrito en Bruselas contempla una tercera parte, la reconfiguración del actual Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF). Este instrumento está actualmente dotado con 440.000 millones de euros, pero se ampliará su capacidad de actuación hasta alrededor de un billón de euros.
Faltan por concretarse detalles técnicos como su posible apertura al capital procedente de países externos como China. El Gobierno alemán explicó que el nuevo FEEF podría respaldar emisiones de deuda que han sido objeto de ataques especulativos -caso de Italia y el Estado español- e incluso comprar en el mercado secundario bonos soberanos de países con problemas de acceso a la financiación externa.
Con estas medidas se pretende evitar que se repitan situaciones como la de Grecia y actuar antes de que sea necesario un rescate completo.
Una vez sellado el acuerdo, el primer ministro Papandreu aparcó los paños calientes y reconoció que, de no producirse esta quita de la deuda «Grecia habría colapsado».
El Banco Santander, BBVA, BFA-Bankia, La Caixa y el Banco Popular son las cinco entidades financieras a las que afecta el plan de recapitalización aprobado por la Unión Europea. Estos bancos, que necesitan 26.161 millones de euros antes de julio para reforzar su «core capital», señalaron que no necesitarán acudir a las arcas públicas para obtenerlos.
El sistema financiero español es, después del griego, el que requiere captar más fondos, a pesar de su baja exposición a la deuda helena en comparación con otros estados. La Asociación Española de Banca tildó estas exigencias de «arbitrariamente altas y apartadas de las normas establecidas».
La patronal bancaria criticó también que se genere incertidumbre, al tiempo que se resta credibilidad a los distintos ejercicios de resistencia llevados a cabo.
Según las estimaciones preliminares remitidas por el Banco de España a las entidades, el Santander tiene que reforzar su capital en 14.971 millones; BBVA en 7.087 millones; el Banco Popular en 2.362 millones; BFA-Bankia en 1.140 millones y La Caixa en 602 millones.
Sin embargo, esas cifras podrían ser menores, tal y como explicó el Banco Santander, que rebajó sensiblemente sus necesidades hasta 5.224 millones al incluir sus bonos convertibles en acciones. El resto de las entidades no ha afinado aún sus cifras, pero igualmente aseguraron que pueden cumplir las nuevas exigencias por sí solas. El Santander y el BBVA anunciaron también a sus accionistas que mantendrán su política de dividendo. Izena ABIZENA
En el documento presentado por Silvio Berlusconi al resto de líderes europeos se recogen una serie de medidas que contemplan el retraso de la jubilación hasta los 67 años y la flexibilización del mercado laboral para facilitar el despido. El ministro italiano de Trabajo, Maurizio Sacconi, explicó que «el objetivo es crear un mercado de trabajo más dinámico, en el que las empresas se sientan más propensas a contratar a pesar de encontrarse en una situación de incertidumbre porque saben que en caso de crisis podrán echar marcha atrás». Según Sacconi, Italia es el único país del mundo «que tiene normas tan rígidas para despedir a un trabajador». Una opinión que no comparten los sindicatos. La Confederación General Italiana del Trabajo (CGIL) adelantó que reaccionarán «con la fuerza necesaria». Para la Confederación Italiana de Sindicatos de Trabajadores «la propuesta de despidos más fáciles instiga a las personas a la rebelión». GARA
El comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn, coordinará las políticas del euro y el de Fiscalidad, Algirdas Semeta, controlará los datos de la oficina de estadística europea, Eurostat, para vigilar que ningún país falsee sus cuentas ante Bruselas, anunció ayer la Comisión Europea.