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Xabier Silveira Bertsolari

¿Víctimas?

No es, pues, ETA la única que tiene que pedir perdón. Porque hasta hace una semana, ¿era esto un conflicto armado con cariz político o era un conflicto político con acciones armadas puntuales?

ETA ha asesinado a 857 personas, los que defendemos España no hemos matado a nadie». Lo dijo Basagoiti. Sí, ETA también cometió errores.

Tras su decisión de poner fin a la actividad armada, se nos muestran con detalle los datos y pormenores que ha generado esta violencia. Números. Nombres. Vivencias... Como si no nos hubiéramos tragado ya antes toda la propaganda política que a costa de los que más de cerca padecían el lado trágico del conflicto realizaban Antena 3, Telecinco, TVE o ETB. Pero, tras tantos años de mentir y manipular, la realidad acumulada arroja ahora la espeluznante cifra de víctimas ocultadas por los medios de comunicación -tanto o más responsables que las propias armas de la violencia armada- y salen a la luz de mano de Euskal Memoria, en su primera publicación monográfica, fruto de un trabajo colectivo realizado pueblo a pueblo, que recoge los siguientes datos del período 1960-2010:

474 personas muertas como consecuencia de los métodos represivos de los Estados (tiroteos, emboscadas, enfermedades causadas por la represión, en controles policiales, por torturas...) o por otras causas relacionadas con el conflicto (exilio, manipulación de explosivos...). La mitad de ellas (48,8 %, 236 muertos/as) no pertenecían a ninguna organización política, eran simples ciudadanos. Los responsables de casi la mitad de las muertes (48,5%, 230 personas) han sido los cuerpos policiales del Estado español. 86 (15,6 %) han muerto en manos de grupos armados de derechas que han actuado durante diferentes períodos y en diferentes lugares (BVE, Triple A, GAL, acciones fascistas y parapoliciales...). La política penitenciaria y la dispersión han causado 40 muertes. 7.000 personas encarceladas. 50.000 personas detenidas por motivos políticos. 10.000 personas torturadas durantes las detenciones.

Hay que tener en cuenta que estos datos son fruto de un trabajo de recogida de documentación colectiva y que, al igual que otros apartados de nuestra historia, están todavía por completar.

Por otro lado, se presentan en las listas de víctimas del terrorismo como «víctimas de ETA» a personas como Diego Alfaro, Germán Agirre, Jesús María Etxebeste, Josean Cardosa, José García Gastiain, Martín Merkelanz y Ovidio Ferreira, siendo muertes provocadas por grupos de ultraderecha, policías o desconocidos.

No es, pues, ETA la única que tiene que pedir perdón. Porque hasta hace una semana, ¿era esto un conflicto armado con cariz político o era un conflicto político con acciones armadas puntuales? ¿O era inversamente al revés?

Vamos, que puestos a exigir perdón, no va a quedar libre de ello ni el más santo. Pidan perdón por tanto todos y cada uno de los responsables de tantos años de sufrimiento, tan bien aprovechado a cada momento por políticos profesionales -millonarios casi- de los que algunos ahora se suman al carro del caballo ganador y se toman la licencia de escupir al moribundo creyéndolo ya muerto. Dejar las armas no es dejar de hablar, y ETA tendrá mucho qué decir cuando lo haga. Me da que faltan víctimas por salir a la luz, aunque no vayan a serlo de metralla, sino de su propio pasado. Tiempo al tiempo.

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