Internacional
Pasar de la nada a tenerlo todo
Antonio Cassano, que parecía enderezar su alocada vida de niño pobre convertido en futbolista rico, tiene en vilo al fútbol italiano.
Joseba VIVANCO
El domingo nos dejaba el húngaro Florian Albert, considerado «el futbolista más elegante de todos los tiempos»; entre 1958 y 1974 hombre de un sólo club, el gran Ferencvaros -que eliminó al Athletic en la Copa de Ferias de 1965-; Balón de Oro en 1967; el hombre que osó derrotar a la canarinha de Pelé en el Goodison Park de Liverpool durante el Mundial de 1966. Un día, el 30 de octubre, en que cumplía años, 51, no el más elegante, pero sí el mejor futbolista de la historia, Diego Armando Maradona, que lo hacía como líder en su nueva aventura en Emiratos Árabes Unidos, donde está entrenando al Al Wasl de Dubai.
La trayectoria del Pelusa desde que peloteara incansable con una naranja cuando jugaba de niño en Los Cebolletas de su pobre barriada al sur de Buenos Aires, ha sido de todo menos inmaculada. Quizá la espada de Damocles de muchos jugadores que partiendo de la nada, lo tienen todo. Son muchos los que le achacan eso mismo a los reiterados problemas que el Apache Tévez tiene ahora no sólo con el City sino con cada equipo en el que ha estado. También iba por ese mismo camino otro enorme jugador como Antonio Cassano, del que estos días está pendiente todo el fútbol italiano, tras ser hospitalizado después de sufrir un derrame cerebral o ictus isquémico de regreso del partido del Milan contra la Roma.
Il Talentino fue unos de esos jugadores que se forjó a sí mismo. Nacido en Bari, un día en el que, según él, «todos los médicos estaban borrachos y celebrando que Italia era Campeona del Mundo», vivió sin apenas medios económicos, algo de lo que casi presume, y es que su máxima se resume en que «viví 17 años como un desgraciado y 9 como un millonario. Me faltan, pues, 8 para empatar».
Como bien lo describió en su día el periodista deportivo Eric González, hubo un tiempo en el que en el Calcio se medían el guapo y buen chico Kaká y el feo, mujeriego -«sólo tuve cuatro novias en once años, pero en compensación también hubo algunas aventuras... entre 600 y 700 mujeres»- y gamberro Cassano. Aquel joven talento se marchó de Bari y, antes de engordar en el Madrid, resurgir en la Sampdoria y volver a ganar ahora en el Milan, fue campeón con la Roma. El hombre que ha escrito más libros de los que ha leído -uno- o que cuenta hasta uno antes de explotar, tiene en vilo a los tiffosi. Sobre todo porque ahora que había enderezado su vida, casado y tenido un hijo que le había cambiado todo, su regreso a los terrenos de juego es una incógnita.
La cara y la cruz del fútbol
Futbolistas de renombre, muchas veces con pies de barro. Hoy, asistimos al penúltimo debut de otro canteraro made in Guardiola -el último ha sido el prometedor Gerard Doulefeu-, de nombre Isaac Cuenca. El espigado extremo de Reus tiene su particular historia detrás.
La resume Martí Perarnau en su recomendable blog culé: «Llegó al Barça en 2002, con apenas 11 años. Se integró en el Alevín A blaugrana y estuvo tres temporadas en el club, pero en primavera de 2005 el jugador anunció al Barça que se iba. Poseía una técnica prodigiosa, rayana en el malabarismo, era rápido y tenía una inteligencia táctica muy por encima de la media. ¿Por qué deseaba irse? Porque su físico era muy liviano. Era un chaval ligero y fino, casi frágil por lo delgado, que no dominaba el juego aéreo y que sufría horrores frente a defensas rivales mucho más fuertes y poderosos. Isaac lo pasaba mal y optó, en un gesto inaudito, por renunciar a una plaza de lujo en la cantera del Barça».
De ahí, vuelta al Reus, luego al vivero del Damm y justo antes de que el Espanyol se hiciera con él, el Barcelona llamó como el cartero, por segunda vez, a su puerta. Llegó al Barça B, luego una cesión al Sabadell y de ahí a las órdenes de Pep. El Barça se sigue retroalimetando.
Una historia con, por ahora, final feliz, poco o nada que ver con la de otros que un día estuvieron ahí y hoy... ¿Recuerdan a aquel gran Gerard López que fue mejor jugador joven de Europa con el Valencia de los Mendieta, el Piojo López, el Kily González, Djukic y Farinós y luego fue repescado por el Barça por 3.000 millones de pesetas con sólo 21 años y con un contrato por 400 millones al año?
Aquella fulgurante estrella de pelo engominado que nació de La Masía y se llevó Valdano a la vera del Turia, hizo su travesía por el desierto cedido en el Deportivo Alavés, brilló luego en el Valencia europeo y se enfundó el 14 de Johan Cruyff después en el Barcelona. Dicen que fue un fichaje que molestó a canteranos como Xabi que venían por abajo o a consagrados como el capitán Guardiola.
No llegó a un centenar de partidos como blaugrana en cinco campañas -con una trayectoria plagada, se cuenta, de noches al más puro estilo Romario-, antes de salir gratis con dirección Mónaco. Apenas diez partidos en dos años y billete para Huelva. En 2008, mientras su ex compañero de habitación en la Euro 2000 Iker Casillas levantaba el trofeo de 2008, Gerard firmaba con el Girona, que un año después le rescindía el contraro con 32 años. Dicen que fue el juguete roto de la Masía por excelencia. Su hermano Sergi, que prometía aún más, se rompió la rodilla en un accidente. Ya no fue el mismo y las lesiones marcaron su juego. En 2006, con problemas personales y depresivos, se arrojó al tren.
Al Brujas belga, que perdió en casa 4-5 ante el vigente campeón Genk tras ir ganando 4-2, no le sentó nada bien jugar en vísperas de Halloween, aunque bien mirado, nada tiene que ver su nombre flamenco con las hechiceras montadas en sus escobas, pues Brugge, de donde viene la traducción, a su vez proviene del noruego antiguo bryggia, que significa `puentes', por la cantidad de ellos que alberga la ciudad. Así que si queremos encontrar verdaderas brujas en el fútbol, tendremos que viajar hasta el Prewang FC de la Malaysian League, club en el que sólo juegan futbolistas malayos, y en cuyo escudo además de la figura de una de esas magas, luce la leyenda «Trick or treat», es decir, «truco o trato». Y trato es lo que debió elegir el Chelsea de Vilas Boas -ha encajado ya 15 goles en esta Premier, los mismos que recibió en la primera Premier de la era Mourinho- antes de que un renacido Arsenal le hiciera un sonsorjante 3-5, marcador que después del 1-6 del City al ManU una semana antes, demuestra que la Premier es la mejor liga del mundo. Un brujo brilló en Stamford Brigde, un brujo llamado `RVP' o Robin van Persie y que con su tripleta el ahora capitán gunner suma diez goles en otros tantos partidos esta temporada, cuando su mejor marca está en once. Y es que de madre pintora y padre escultor no se puede esperar sino un artista, aunque sea con el balón.
En esta Premier tan loca y su actual promedio de 2,97 goles por encuentro -es el más alto desde la 1967/68-, son terceros las `urracas' del Newcastle, que cuenta con la más ruidosa y fiel afición -en su paso por la Segunda inglesa en la 2009-10 registró la cuarta mayor asistencia de público, incluida la Premier-. Hace unos años la afición Toon Army fue catalogada como la que de manera más masiva sigue a su equipo fuera de casa, tanto que se calculó que la distancia media por aficionado era equivalente a dar la vuelta al mundo.
Quien sigue revalorizándose es la Juventus, que ganó 1-2 en el `derbi' de Italia a un Inter que flirtea con el descenso. Similar ritmo lleva el líder francés, el PSG, que ha encadenado once partidos sin conocer la derrota.
Y quien ya no necesita más puntos es el Molde noruego, que se acaba de proclamar campeón de la Tippeligaen por primera vez en sus cien años de historia, y gracias a su entrenador, el ex-red devil Ole Gunnar Solskjaer, aquel que le birló una Copa de Europa al Bayern en el descuento. A sus 38 años, sigue teniendo cara de brujo y ya suena como relevo de Fergusson en Manchester. Otro que peina canas es el peruano Claudio Pizarro, que marcó con el Werder Bremen su gol 150 en la Bundesliga, convirtiéndose en el extranjero más prolífico en la historia en la liga alemana. J.V.