Raimundo Fitero
Grecia
En un canal llamado Infinito que emite una plataforma de pago colombina, existe un programa de producción norteamericana que se llama «Las mil maneras de morir», en el que se narran accidentes raros, situaciones con resultado de muerte. Son reconstrucciones, aunque a veces también utilizan imágenes originales. Dura cada caso entre cinco y siete minutos, con planteamiento, nudo, desenlace y comentario forense. Porque tiene rango de seriedad, aunque se presentan los capítulos con una suerte de humor muy negro.
El texto que encabeza cada bloque de casos asegura que el cuerpo humano es muy resistente y se nos ofrecen imágenes de accidentes de esquí, automóviles, incluso aviación en la que se han salvado con unas pocas magulladuras, para inmediatamente pasarnos algún episodio que son auténticos, reales, sacados de los archivos policiales, y en los que se entiende que el cuerpo será muy resistente, pero las circunstancias, la casualidad, la suerte, en su versión horrible, puede provocar muertes absurdas. Por ejemplo, un tipo que se va con un amigo al monte a pegar tiros a botellas y latas, que en un momento, mientras su colega pega tiros indiscriminadamente, se asusta, corre, cae al suelo y muere. Todos creemos que ha muerto de un balazo. Pues no, ha muerto porque en su caída ha sido mordido por una serpiente pitón en el corazón. Y se nos explica con gráficos y se nos dan nociones médicas precisas ante este veneno.
Pues todo esto me recuerda a Grecia, a Europa, al euro. Hay mil maneras de morir. Y lo que está haciendo actualmente el gobierno griego, es, por lo menos, la más democrática, plantear un referéndum para que la ciudadanía decida si admite el recorte, la presión de los mercados, la muerte lenta, o va directamente a la muerte súbita que es la única resurrección posible: escapar del euro, volver a su moneda, plantear su política monetaria y vivir con dignidad. Se han asustado los popes del capitalismo sí o sí, y les parece que es una traición a Europa, porque se le da la palabra al pueblo griego. Esto acabará mal, o muy mal. Si sale Grecia del euro, se abre la espita e irán cayendo otros. Esperaremos al resultado forense.