Ángela Murillo, la jueza que condenó a los procesados en el sumario 18/98, la misma que hace unos meses fue reprendida por el Tribunal Supremo por mostrar una parcialidad manifiesta en un juicio contra Arnaldo Otegi, volvió a demostrar ayer que es incapaz de ejercer de forma imparcial y con profesionalidad. ¿Quién se puede creer que su próxima sentencia se va a basar en pruebas y no en sus prejuicios? Debe ser inhabilitada de inmediato.