Al menos trece personas murieron en enfrentamientos entre milicianos de la oposición y fuerzas de seguridad en la ciudad meridional de Taiz, mientras que tres combatientes opositores perecieron al norte de Saná.

Varios testigos señalaron que el Ejército desplegó carros blindados para proteger edificios gubernamentales como la delegación del Ministerio de Educación.

También había soldados en el centro de Taiz, principal centro industrial y la segunda ciudad en importancia del país, para expulsar a los grupos armados.

Las autoridades locales explicaron que tomaron esta decisión cuando vieron que los combatientes opositores al presidente comenzaron a establecer barreras y puestos de control en algunas calles.