La operadora de la central nuclear accidentada de Fukushima anunció ayer que empezó a inyectar una mezcla de agua y ácido bórico en uno de los reactores, donde se podría haber producido una nueva reacción de fisión nuclear incontrolada.

Tokyo Electric Power (Tepco) precisó que se trata del reactor 2 de la central Fukushima 1, gravemente dañada por un potente terremoto y un tsunami gigantesco el pasado 11 de marzo. Este incidente conocido ayer evidencia que ocho meses después el peligro no ha pasado.

«No podemos descartar la posibilidad de una reacción de fisión nuclear localizada», declaró el portavoz de Tepco, Hiroki Kawamata, y añadió que la inyección de estos productos es una medida de precaución.

La fisión nuclear es el proceso que se produce habitualmente en los reactores atómicos, pero de forma controlada, que no es el caso en Fukushima.

Tres de los seis reactores de Fukushima 1 quedaron dañados, al igual que la piscina del cuarto, tras la rotura de su alimentación eléctrica y la parada del sistema de refrigeración, acciden- tes provocados por el seísmo y el tsunami.

Los temores de reactivación de una fisión nuclear empezaron con el descubrimiento de gas xenón 133 y 135, que son generados durante una fisión nuclear del uranio-235. En cualquier caso, TEPCO subrayó que, de haberse producido, ésta sería a pequeña escala, ya que no se han dado grandes cambios en la temperatura o presión en el reactor, ni tampoco en los niveles de radiación alrededor del complejo.

Como esas sustancias tienen una duración de vida radiactiva corta -cinco días el xenón 133 y nueve horas el xenón 135-, su presencia indica que la fisión que los desprendió ha tenido que ser forzosamente muy reciente.

«Resulta difícil en este estadio analizar exactamente lo que pudo producirse, habida cuenta de que nadie sabe en qué condiciones, dónde, qué forma tiene el combustible que se fundió en los reactores desde el 11 de marzo», precisó a AFP un experto francés.

Esta nueva avería se produce cuando, gracias las medidas adoptadas desde hace meses para enfriar los reactores, las temperaturas en el fondo de las cubas se encuentran desde hace varias semanas por debajo de 100 grados centígrados, condición indispensable para lograr una «parada en frío» de aquí a fin de año, según los objetivos marcados.