Caja Laboral Baskonia Invictos en la Euroliga
¡Cómo no querremos la cabeza de Prigioni!
El base de Río Tercero decidió con una canasta a segundo y medio del final tras un mal partido donde el Baskonia remontó hasta diez puntos de desventaja.
CAJA LABORAL BASKONIA 81
OLYMPIACOS 79
Arnaitz GORRITI
«¡Queremos la cabeza de Prigioni!», cantaba la hinchada baskonista cuando el base argentino llegaba a Gasteiz, defendiendo la camiseta del Real Madrid. Un cántico malévolo, que quizás algunos hoy estén tarareando mientras evocan el final del partido de ayer, con la sufrida victoria baskonista ante el Olympiacos, fruto, precisamente, de una canasta del base de Río Tercero. Y es que, ¡cómo no vamos a querer la cabeza de Prigioni!
El Caja Laboral Baskonia salvó los muebles gracias a que Ivanovic halló los hombres adecuados para remontar. Prigioni, Ribas, San Emeterio, Seraphin y Teletovic, con gotitas de Milko Bjelica y Oleson, lograron levantar un partido malo por parte de los gasteiztarras, que sólo se resolvió gracias a que apretaron en defensa y un parcial de 21-13 en el último cuarto.
Pero cuando el partido parecía decidido, con 79-74, el Olympiacos empataría a 79. Hines, recogiendo el enésimo rebote de ataque para los del Pireo, y Spanoulis, clavando un triple a la desesperada a falta de ocho segundos, volvían a poner las tablas en el marcador, y la congoja en el público.
Prigioni, que sólo había anotado un tiro libre y llevaba una carta de tiro de 5 triples fallados, agarró el balón, y ante la imposibilidad de pasar a ningún compañero, ensayó la penetración sobre su mano derecha por la línea de fondo. Al cabo, se paró y lanzó desde cuatro metros. Limpia: 81-79 a 1,7 segundos.
Tiempo muerto de Ivkovic que, a falta de Keselj, eliminado por faltas, tenía a Spanoulis, Lucas, Perovic, Hines y Gecevicius para buscar la prórroga o el triple del triunfo. El balón fue para Gecevicius, pero el lituano se encontró con Ribas pegado como una segunda piel. Llegó a lanzar, pero sin precisión.
Demasiadas dudas
A pesar de la épica, el Caja Laboral Baskonia sembró muchas dudas, sobre todo en la primera mitad. Errático en ataque, perdió demasiados balones, 10, en esos 20 primeros minutos. Muy flojo en defensa y el rebote, jugadores como Hines y Papadopoulos camparon a sus anchas. El ritmo lo ponía Spanoulis y sólo por el desacierto heleno en los tiros libres se mantuvo vivo el Baskonia: 32-40 al descanso.
Las defensa gasteiztarra mejoró gracias a la intensidad de Ribas. Mientras, San Emeterio, Teletovic y Seraphin hallaron la forma de sumar rebotes y puntos, sobre todo en penetración y tiros libres. Pero hubo de surgir Prigioni para ser el héroe con una suspensión final perfecta.
Con honestidad y la sonrisa a flor de labios, Pablo Prigioni relató su desquite de cara al aro. «Estaba bastante frustrado. Me decía que no puede ser que esté entrenando el tiro como un cabrón y luego lance cuatro tiros solo y no pueda meter uno».
«Pero en el descanso pensé que debía ayudar de alguna otra forma: la defensa, algún robo de balón, el rebote, lo que fuera... Pero al final el destino quiso que tuviera el último tiro. Igual que entró, pudo no haber entrado, pero bueno, me voy feliz», confesó. A. G.