GARA > Idatzia > Mundua

«Lo que pasó en Argentina es un rompecabezas, aún le falta mucho»

p030_f01.jpg

Ana María Careaga
Querellante en el juicio de la ESMA e hija de una de las víctimas

Ana María Careaga es actualmente directora ejecutiva del Instituto Espacio para la Memoria. Ha sido una de las partes querellantes en el juicio contra 18 altos mandos de la ESMA, que finalizó el 26 de octubre. Su madre, Esther Ballestrino, una de las fundadoras de Madres de Plaza de Mayo, desapareció tras un operativo comandado por Alfredo Astiz, condenado ahora a cadena perpetua por éste y otros crímenes.

Ainara LERTXUNDI | DONOSTIA

Ana María Careaga conoce en propia carne el significado de la palabra represión, el dolor e indefensión que encierran los centros de detención clandestinos y la desesperación ante la desaparición de un familiar.

A los 16 años, estando embarazada, fue detenida y llevada al Club Atlético, uno de los tantos centros clandestinos que operó durante la dictadura. Su estado no evitó que fuera torturada y vejada como el resto de compañeros de cautiverio. Tras ser liberada, logró refugiarse en Suiza, donde nació su hija.

La alegría por este nacimiento quedó empañada por el secuestro y desaparición de su madre, Esther Ballestrino, una de las fundadoras de las Madres de Plaza de Mayo, a quien no pudo comunicarle la feliz noticia porque un día antes la habían detenido en la iglesia de la Santa Cruz, donde se solían reunir.

También se llevaron a la presidenta de Madres y a otra madre del grupo fundacional, a dos monjas francesas y a otras siete personas entre familiares y activistas pro derechos humanos. Fue un golpe directo comandado por el marino Alfredo Astiz al incipiente movimiento de madres. «El ángel de la muerte» acaba de ser condenado a cadena perpetua junto a otros 11 altos cargos de la Armada por éste y otros crímenes.

Ana María Careaga ha sido testigo de este juicio que ha durado 22 meses en una doble vertiente, como querellante y como directora ejecutiva del Instituto Espacio para la Memoria, creado en 2006.

En calidad de hija de una de las víctimas de Alfredo Astiz, ¿cómo ha vivido este largo proceso y la lectura de la sentencia?

He vivido este proceso muy conmovida por escuchar los relatos tan dolorosos de quienes estuvieron secuestrados en la ESMA y dieron su testimonio. Ellos nos hablaron de las condiciones de detención y también de las personas que vieron allí. Fue muy duro pero también es una forma de poder saber algo sobre nuestros seres queridos desaparecidos. Yo creo que después de dos años de juicio ninguna persona de bien que haya transitado por esa experiencia puede salir igual de allí.

Para muchos, el 26 de octubre, día en que se leyó la sentencia, fue histórico. ¿Qué diferencia a éste de otros procesos?

Creo que cada sentencia es histórica para parte de la gente directamente afectada por ese proceso y para toda la sociedad. Seguramente éste tiene sus particularidades por varias cuestiones. Por un lado, en el caso de la Escuela de Mecánica de la Armada es más públicamente conocido su destino como campo de concentración. Un predio muy grande, ubicado en la Ciudad de Buenos Aires, que funcionó como tal durante toda la dictadura. Un lugar que el ex presidente Carlos Menem quiso demoler para darle otro uso.

También hay otro elemento y es que la Armada hasta ahora no había sido juzgada y condenada de este modo. Había habido mucha resistencia, en el primer tramo se inició el juicio al ex prefecto Febres, que apareció muerto en la celda.

Por otra parte, ya durante la dictadura algo se sabía sobre la ESMA, ellos mismos cuando secuestraban a sus víctimas les daban a conocer el lugar para amedrentarlas. Creo que son varios factores los que han hecho que fuera una jornada y un juicio históricos.

Un total de 160 testigos han desentrañado el interior de la ESMA. ¿Hay cosas que todavía no se han contado?

Creo que a través de este proceso se han conocido muchas situaciones, vivencias y metodologías de lo que sucedió en la ESMA que hasta ahora no habían tomado estado público. Supongo que eso tiene que ver con la institucionalización de un discurso, el del movimiento de derechos humanos, que otrora fue alternativo, y la posibilidad de escucha también. La reconstrucción de lo que pasó en este país es un rompecabezas al que todavía le falta mucho, siempre se agregan piezas.

El proceso ha derivado en otras causas judiciales, como la violencia sexual contra las detenidas, que ya ha sido derivada al Juzgado de Sergio Torres. ¿Sigue siendo un tema tabú para ex detenidos desaparecidos y la sociedad en general?

Ese tema es uno de los que se abordó de una manera diferente. Con otra posibilidad de decir del lado de las víctimas y otra posibilidad de ser escuchadas. En ese sentido creo que esta instancia funcionó como una oportunidad reparadora -hasta donde es posible-, de alivio en el sentido de poder verbalizar un hecho traumático.

Otro de los puntos clave es la cadena perpetua a Oscar Montes por la muerte de María Cristina Lennie, que se tomó una pastilla de cianuro en el momento de su detención. Es la primera vez que un hecho así se califica jurídicamente de homicidio y no de suicidio. ¿Sienta un precedente?

Creo que eso fue un aspecto muy importante del juicio, porque inaugura una mirada más profunda de los hechos, los contextualiza. Implica analizar y examinar estos delitos aberrantes en los años de la dictadura y con la metodología utilizada por el Terrorismo de Estado. El gran acierto de los avances de las políticas de derechos humanos en Argentina tienen que ver con eso, con la posibilidad de pensar situaciones como éstas en un contexto histórico.

El juicio también ha servido para visibilizar la militancia política. ¿Existe todavía cierto resquemor a hablar de ello?

No sé a nivel individual, singular. Cada familia vivió situaciones muy complejas y tal vez puedan quedar algunos resquemores, y creo que hay respetarlos. Me parece que en general el tema ha sido instalado de otra manera en el discurso social. Hoy se habla de la lucha y el compromiso de una generación en una etapa concreta de la historia argentina y latinoamericana. Hay producciones sociológicas, históricas, culturales. Se aborda ese aspecto en instituciones educativas y me parece que, como con otros temas, hubo en los juicios otra posibilidad de decir y otra escucha.

Además las fiscalías tomaron esto como parte del relato de las víctimas y lo incorporaron y eso sirvió asimismo para desbaratar las estrategias de las defensas que pretendían poner el eje ahí y culpabilizar a las víctimas.

Los abogados de la defensa han vuelto a recurrir a la teoría de los dos demonios para quitar peso a las víctimas. ¿Hasta qué punto sigue arraigada en la sociedad y en los jueces?

En general las defensas tratan de justificar los hechos colocando a las víctimas en el lugar de uno de los demonios. Pero creo que en esta etapa la historia se está leyendo desde otra perspectiva, más vinculada a un momento histórico en el que no sólo en Argentina, sino también en otros países latinoamericanos surgieron expresiones de lucha emancipatorias, revolucionarias. Se ha institucionalizado un discurso que antes los organismos de derechos humanos y otros actores sociales lo impulsaban más en soledad, como es la reivindicación de una generación desinteresada y comprometida con valores solidarios para con los más excluidos. Creo que esto crea otras condiciones aunque, como todo, es un proceso.

El primer tramo de la causa de la ESMA acaba de finalizar. A partir de ahora, ¿qué sigue?

La gran dificultad que tienen los juicios es la manera en que han sido instruidos para su elevación. Esto ha sido, prácticamente con la mayoría de las causas, no sólo con la llamada «megacausa ESMA», aunque ésta es una de las más fragmentadas.

Se ha ido elevando por tramos lo que genera una dilación excesiva de los tiempos procesales y además requiere que los testigos declaren una y otra vez sometiéndolos a una situación de reactualización en el discurso de vivencias traumáticas.

La próxima etapa del juicio ESMA tiene muchos más imputados involucrados y también muchos más casos. Se está pensando cómo hacer para que esto no implique un juicio interminable porque eso atenta contra la verdadera justicia.

Como directora ejecutiva del Instituto Espacio para la Memoria, ¿qué mensaje lanzaría a quienes sostienen que es preferible no remover las heridas del pasado y pasar página, tal y como ocurrió con la Transición española?

Los hechos sucedidos durante el terrorismo de Estado en Argentina no forman parte del pasado. La dictadura, tanto en nuestro país como en otros países latinoamericanos, tuvo como objetivo crear las condiciones sociales para implementar un modelo económico de exclusión que generó profundas secuelas en el plano político, económico, social y cultural de las que todavía estos países están tratando de recomponerse.

La desaparición, la tortura, los crímenes aberrantes, el robo de bebés etc son delitos imprescriptibles precisamente porque lesionan profundamente los valores sociales.

Por otra parte, en Argentina hay aún cientos de jóvenes adultos que fueron bebés apropiados durante la dictadura y que todavía no han recuperado su identidad.

Ninguna sociedad puede restituirse luego de experiencias traumáticas como éstas si no es con la investigación y sanción de estos delitos.

Mientras las leyes de impunidad reinaban en Argentina, la verdad y el reclamo de justicia insistió siempre en abrirse camino a través de la lucha del movimiento de derechos humanos. De hecho la experiencia española demuestra que estos temas, aunque pasen años y años, pugnan por salir a la luz.

El Gobierno de Néstor Kirchner derogó las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. ¿Qué ha supuesto el Gobierno de Kirchner y su esposa en el empuje de los derechos humanos?

Creo que Argentina se destacó y fue un ejemplo en el mundo por la lucha sostenida e inclaudicable de los organismos de derechos humanos, Madres, Abuelas y otros actores sociales que siempre aprovecharon cada brecha que los intentos de impunidad dejaban para profundizar sus reclamos en la lucha por la memoria, verdad y justicia. Este Gobierno supo interpretar esa lucha, la justicia de esas reivindicaciones y actuó en consecuencia, impulsando políticas públicas de memoria que contribuyeron a institucionalizar un discurso que durante muchos años fue alternativo.

Una de las expresiones de esto en el plano simbólico fue la retirada de los cuadros de los dictadores del Colegio Millitar, y otra expresión concreta fue el cambio del prólogo del «Nunca Más» -informe de la Conadep-, que reemplaza la teoría de los dos demonios por una lectura histórica que reconoce el compromiso de una generación.

Esto constituye todo un mensaje y fue un enorme aporte para la concienciación del conjunto de la sociedad sobre los hechos ocurridos durante el terrorismo de Estado y para que ésta empiece a hacerse cargo de una historia que necesariamente la involucra.

 

sobre el juicio

«Ellos -los testigos- nos hablaron de las condiciones de detención y de las personas que vieron. Fue muy duro pero también es una forma de poder saber algo sobre nuestros seres queridos»

restitución

«No puede haber restitución si no es a través de la investigación y la sanción. La experiencia española evidencia que, aunque pasen años y años, estos temas pugnan por salir a la luz»

los kirchner

«Este Gobierno actuó en consecuencia, impulsando políticas públicas de memoria que contribuyeron a institucionalizar un discurso que durante muchos años fue alternativo»

reconocimiento

«Una de las expresiones de esto es el cambio del prólogo del «Nunca Más«, que reemplaza la teoría de los dos demonios por el reconocimiento del compromiso de una generación»

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo