Raimundo Fitero
Despechados
Es bastante elegante entender los procesos contractuales como algo que forman parte del propio sistema. Vamos viendo cómo presentadores van cambiando de cadenas, fruto de la oferta y la demanda, de los proyectos de cada entidad y de las decisiones propias. Nos referimos a las estrellas televisivas, porque después existen cientos de miles de profesionales de todas las categorías que no cambian de cadena por mejorar, sino porque se ha acabado su contrato temporal, su estancia de becario y se buscan la vida donde pueden.
En la conducción de noticiarios es donde se van produciendo más cambios, y en donde existe un mercado que encumbra y endiosa a personajes que acaban despechados, como es el caso de David Cantero, que por razones que escapan a una primera lectura, despotrica de su anterior lugar de exhibición, de su escaparate importante, TVE, diciendo que se siente maltratado porque le han pagado por su esfuerzos con el «demérito y el vacío«, y todo este arrebato en una proclama de doble dirección para asegurar que está estupendamente en Tele 5, cosa que nos alegramos, y que parece que le han borrado de los archivos históricos, es decir, que no lo recuerdan como imprescindible, que forma parte de una inmensa lista de trabajadores del ente que han prestado sus servicios, con buena soldada y mejor proyección.
Y aquí se abre la pregunta de siempre, ¿existen noticiarios de autor, de presentador o son de redacción y/o de cadena? Los que tenemos algo de memoria recordamos cuándo se crearon las cadenas privadas, las autonómicas, y cómo se fueron fichando a profesionales de la única cadena existente, TVE, para ir creando cuadros y dirigentes o aportar experiencia y conductores que ya tuvieran su clientela previa. Es decir, pese a quien le pese, TVE fue una escuela. Una buena escuela. Y sigue siéndolo. Y personalidades como la de David Cantero, no serían nada si no hubieran estado cinco quinquenios en la nómina del ente, valorizándose, para poder fichar ahora por la competencia. Un poco de respeto con su propia historia laboral le ayudaría, no sea que un ataque de egocentrismo le deje calvo y le aparte del primer plano televisivo.