Iratxe FRESNEDA Periodista y profesora de Comunicación Audiovisual
Melancolía de Lars von Trier
Resulta difícil resumir en este minúsculo espacio el grandísimo trabajo que ha realizado Lars von Trier en su última película. Tanto que decir, tanto que saborear y tantos sentimientos y sensaciones que desearía alejar de mis pensamientos... Melancolía habla de la fragilidad humana, de lo pasajero de nuestra existencia, de lo absurdo y lo mundano... Aquello que parece rellenar nuestras vidas es lo que vacía la de una Justine bipolar, interpretada por una sobresaliente Kirsten Dunst. Dos hermanas, algunos hombres, absurdos siempre, cobardes a veces, débiles... Hombres y mujeres, la razón y la emoción, civilización y naturaleza... Espectaculares imágenes capaces de seducir al mayor de los reacios enemigos de Lars von Trier se integran en las estrategias narrativas del filme con guantes de seda. Los efectos de la `cámara al hombro' van de la mano de los llamados `especiales' que para sí quisieran algunos blockbasters de Hollywood.
Von Trier juega a trasladar al espectador el angustioso e implacable estado de la depresión. Un estado que viaja aquí acompañado por la conciencia de la fatal aniquilación a la que nos condena la naturaleza. Una naturaleza, que lejos de ser saturniana y liberadora, es atroz y exterminadora, como nosotros mismos. Ironías danesas para el fin del mundo, guiños cinéfilos, poesía en imágenes, actores de y que están a la altura de la historia, y muchísima, muchísima película que saborear de un modo agridulce al salir de la sala. Más allá del hoyo 19, la música de Wagner se cuela por tu piel antes de que se enciendan las luces. Un excelente relato de los terrores más humanos, del infierno que llevamos dentro. Merece la pena ver «Melancholia», aunque duela.