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Maite SOROA | msoroa@gara.net

No quieren un relato, sino un cuento chino

Ayer se celebró, de aquella manera, el «Día de la Memoria» en el territorio bajo administración del lehendakari viajero, y coincidiendo con la señalada fecha algunas y algunos volvieron a insistir que no están por la labor de reconocer a las víctimas del Estado o siquiera que aquí existe un conflicto. Así lo enfatizaba Mila García de la Torre en «El Correo», donde sostenía que quienes han dedicado tiempo y esfuerzo -el que no han dedicado las instituciones- en hacer un listado para recordar a aquellas personas fallecidas por la violencia estatal, policial o parapolicial, «solo pretenden embarullar y, de paso, apuntalar en la sociedad vasca la idea de que tuvimos una confrontación armada, que había dos bandos enfrentados, que esto era como Irlanda y que nuestra democracia y la banda terrorista ETA pueden ser comparadas en sus principios y en sus fines». ¿Entenderá García de la Torre que su democracia no es tal para la mayoría de la sociedad vasca?

A continuación, y tras admitir que también ha habido víctimas de «actuaciones reaccionarias y fuera de derecho que ejercieron algunos servidores públicos que no aceptaban el cambio político en nuestro país», vaya con los eufemismos, García de la Torre, ligada a la Fundación Fernando Buesa, apuntaba que «el hecho de que hubo víctimas del terrorismo y de los abusos policiales que se dieron simultáneamente en el tiempo no significa que unas fueron consecuencia de las otras», agregando que «la existencia de ETA no se explica como respuesta a aquellas vulneraciones, porque siguió atentando durante toda la historia de nuestra democracia, cuando aquellas prácticas reaccionarias ya habían desaparecido». Y servidora se pregunta en qué cajón ha vivido esta mujer.

Y para concluir, afirma que «es fundamental después de todo lo que hemos pasado que en el futuro no quede abierta la posibilidad de relativizar con impunidad el uso de la violencia, con cualquier disculpa que justifique su utilización, como desgraciadamente aún sucede entre algunos jóvenes». A mí me parece que precisamente eso es lo que ella hace, relativizar la violencia extrema que en este país han ejercido los estados y que, no nos engaña, aún siguen ejerciendo.

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