Denuncian que la acusación por los tartazos busca ahogar la oposición al TAV
Martxelo DÍAZ | IRUÑEA
«Se nos acusa de agresión, olvidando que el proyecto del TAV es la mayor agresión ecológica y socioeconómica de toda la historia de Navarra y de toda Euskal Herria», destacaron ayer en Iruñea los tres imputados por lanzar tres tartas a la presidenta del Gobierno navarro, Yolanda Barcina, en la ciudad occitana de Toulouse.
Junto a ello, denunciaron «el burdo intento de criminalización de la oposición al TAV, la más diversa y amplia de todo el movimiento social de Euskal Herria de los últimos 30 años, ligándonos con ETA y la violencia sin justificación alguna», por lo que anunciaron que se reservan el derecho a tomar acciones legales
Julio Villanueva, Gorka Obejero e Ibon García están citados para declarar en la Audiencia Nacional española como imputados. Para ese día han convocado una concentración a las 10.00 ante la sede del tribunal especial.
Asimismo, mañana han llamado a concentraciones descentralizadas en toda Euskal Herria. La cita en Iruñea es a las 12.30 en Mercaderes.
Los imputados destacaron «el cinismo con el que ha actuado Barcina», que inicialmente restó importancia al incidente y posteriormente envió a la Policía Foral para iniciar una causa que actualmente se encuentra en la Audiencia Nacional. «Lo que dijo de que el merengue francés era duro y le hizo daño no tiene ni pies ni cabeza. No ere merengue francés ni español, eran tartas compradas en Euskal Herria», destacaron.
En este sentido, recordaron que el lanzamiento de tartas a dirigentes políticos «en cualquier lugar del mundo occidental no es más una acción de protesta que apenas tiene consecuencias legales» y destacaron que tras la acción de Toulouse ni siquiera fueron identificados por la Policía francesa.
En cambio, en Nafarroa, a instancias de Barcina, la causa ha terminado en la Audiencia Nacional y se enfrentan a una eventual imputación por «agresión a la autoridad», que, según señalaron, puede suponer una pena de dos a seis años de prisión. «El TAV es un pastel que sólo en Navarra costará la friolera de 4.000 millones de euros, a repartir entre la banca rescatada con nuestro dinero, las empresas constructoras de los pelotazos urbanísticos y la clase política de las adjudicaciones fraudulentas y dobles primas», añadieron, antes de destacar que en Euskal Herria hay también «otros pasteles» como el Canal de Navarra, los peajes en la sombra, el circuito de Los Arcos, las dietas y relojes de Caja Navarra, el superpuerto de Pasaia, la incineradora de Zubieta o la Supersur de Bilbo.