A pesar del enfado y desamparo que sienten los vecinos del barrio donostiarra de Txomin Enea, muy afectado por las riadas del pasado fin de semana, la reunión que mantuvieron ayer con el alcalde, Juan Karlos Izagirre, miembros del Gobierno municipal y técnicos municipales, se caracterizó por la buena voluntad que mostraron ambas partes. Los vecinos no perdieron los nervios y, antes de comenzar, pidieron «mantener la calma y el respeto hacia las personas». Izagirre abogó por que así fuera para que la convocatoria resultara «fructífera».

Los alrededores del local donde se celebró la reunión mostraban todavía desperfectos y suciedad, y en los garajes se veía aún barro acumulado que las máquinas trataban de retirar.

Vecinas y vecinos, algunos ataviados con camisetas en las que se leía «I love Txomin», se habían preparado a conciencia para la cita. Presentaron un listado con las actuaciones que se llevaron a cabo durante y después de las inundaciones, así como las actuaciones a tener en cuenta de aquí en adelante. Gracias a que concretaron los temas a tratar, la reunión se desarrolló con fluidez.

Los miembros de Bildu no fueron los únicos representantes políticos en la sala. Acudieron como oyentes, por parte del PSE, Ernesto Gasco, portavoz en el Ayuntamiento de la capital guipuzcoana, y Enrique Ramos; y por el PNV, su portavoz municipal, Eneko Goia, Aitziber San Román e Iñaki Gurrutxaga.

Ronda de intervenciones

El alcalde fue el primero en tomar la palabra. Como hiciera la víspera en la reunión de Martutene, se comprometió a poner en marcha el plan contra la inundabilidad del Urumea, aparcado desde 2008. También hubo tiempo para la autocrítica, como le habían exigido los vecinos: «Hay cosas que se pueden mejorar, entre ellas el actual microplan de emergencias, que evidentemente tiene errores».

Edurne Burutaran, presidenta de la asociación de vecinos, dijo que están «hartos de escuchar que se van a construir» nuevas viviendas. Ofrecer casas protegidas a los desalojados y dragar el río fueron las peticiones más urgentes que enumeró.

El presidente de Ur Kirolak, Ricardo Unzeta, muy vinculado al barrio y a la limpieza del Urumea, que realiza de manera voluntaria, señaló que uno de los obstáculos del río es el puente del «topo», momento en el que señaló a Gasco como responsable de su construcción. «¡Y de otras promesas también!», añadió una vecina.

El joven que leyó el listado aclaró que el objetivo principal es llevar una moción a un pleno para ayudar a los damnificados «fijando unos plazos concretos y buscando acuerdos entre todas las instituciones. Y lo tenéis que hacer ya», sentenció al tiempo que subrayó que «queremos una solución para el barrio, no para las riadas».

También apeló a las administraciones Alfredo Jodra, de la asociación vecinal. Recordó que el Plan Especial de Reforma Interior (PERI) para realojar a los vecinos que viven en las zonas más inundables está firmado pero estancado. Incluso, los primeros traslados deberían hacerse en 2012. Señalaron de nuevo a Gasco, recriminándole que en veinte años no han hecho nada. «No he estado veinte, he estado diez», puntualizó. La respuesta provocó carcajadas.

Goia también fue objeto de las críticas. «Eneko, tú has estado en la Diputación [fue diputado de Infraestructuras Viarias] y has hecho una carretera maravillosa aquí al lado, pero nos entra más agua», dijo Jodra.