El Palacio de los Deportes Jean Weille de Nancy fue como un enorme parque de atracciones. Canastas de todos los colores, algunas con tiro libre adicional; mates en contragolpe o tras jugada al poste bajo, triples limpios o a tablero... Quizá los entrenadores, sobre todo Dusko Ivanovic, ya que acabó derrotado, no terminarían del todo conformes por la labor de sus muchachos, pero el aficionado pudo solazarse de un duelo jugado a ritmo de torbellino. Lo peor de semejante atracción baloncestística fue que el Caja Laboral Baskonia regresó de Nancy sin el osito de peluche de premio. El cuadro baskonista sumó su primera derrota europea.

Y no fue una derrota inmerecida. Ciertamente, el arbitraje no le hizo ningún bien -hasta Ivanovic lo calificó con un «pero, pero, pero...»-, ya que fue indulgente hasta el exceso con Nicolas Batum, que además jugó un partidazo increíble en los minutos finales -como botón de muestra, el Baskonia sólo lanzó 6 tiros libres, por 19 el conjunto francés-, pero también es verdad que el ataque baskonista tampoco estuvo por la labor de forzar falta alguna -los gasteiztarras lanzaron hasta 37 triples-.

Pero lo peor fue la defensa. Aparte del enorme partido de Batum, Akin Akingbala se disfrazó de Olajuwon durante algunos minutos, ante unos Dorsey, Milko Bjelica o Seraphin incapaces de frenarlo. Asimismo, los bases Heurtel -que apenas dispuso de minuto y medio, debido a problemas musculares- y Prigioni sufrieron horrores ante sus pares Shuler y Amagou, y sólo Ribas, que se batió bastantes minutos como base, pudo poner algo de orden en la retaguardia del cuadro gasteiztarra.

Y a pesar de todo, el Baskonia estuvo en el partido hasta el final. Lástima de sufrir un parcial de 10-0 cuando ganaba 62-64 en el tercer cuarto, y otro de 8-0 cuando, en el período final, la escuadra baskonista se mantenía 78-75, con la anotación de un Teletovic excelso -24 puntos y 13 rebotes-, con la aportación de San Emeterio y Seraphin. Pero esta vez no hubo osito al final de la atracción.