Las crisis de Grecia e Italia van camino de arreglarse, pero los mercados no las tienen todas consigo. Si bien era una condición previa la retirada de Papandreu y Berlusconi, todavía queda pendiente la recuperación de la confianza en el terreno de la deuda. El temor, apartada la sombra del desastre por la inoperancia de Atenas y Roma, ahora se centra en la propia capacidad de ambos estados para cumplir los compromisos de austeridad que les permitan rebajar la presión sobre la prima de riesgo. Así las cosas, la salvación del escollo político no ha sido suficiente para generar una expectativa positiva y los diferenciales con el bono alemán lo dejaron claro ayer mismo. En Italia, la prima volvía a acercarse a los 500 puntos básicos, mientras que en la subasta de bonos a cinco años se establecía un nuevo récord al alcanzarse una rentabilidad del 6,29%. En el Estado español, también en el ojo del huracán, se marcaba un nuevo máximo desde la llegada del euro al tocar los 432 puntos. Estos miedos renovados a una profundización en la crisis de deuda tumbó a todos los índices europeos. El Ibex perdió un 2,15%, hasta los 8.372,20 puntos. El color rojo despidió igualmente a Londres (-0,47%), Fráncfort (-1,19%) y París (-1,28%). En el Ibex, todos los valores acabaron a la baja. Los peores fueron Indra (-4,33%) y ACS (-3,39%). Los pesos pesados, con BBVA (-3,24%) a la cabeza, cayeron más de un 2%. En París, los mayores recortes correspondieron a Veolia Environnement (-4,64%), Alstom (-4,17%) y GDF Suez (-3,41%), mientras que Alcatel-Lucent (+1,03%) fue el mejor de los cuatro ganadores.