Se podría decir que conoce todos los recovecos del cine, ya que ha ejercido como crítico, director, escritor, incluso actor de películas. Luc Moullet (París, 1937) lleva cerca de medio siglo trabajando en el cine, lo han calificado como el realizador francés más importante después de Jean-Luc Godard pero, tal como destacaron ayer en la presentación del ciclo que le ha dedicado el festival Zinebi de Bilbo, su trabajo es completamente desconocido en el Estado español, porque no se ha llegado a distribuir nunca.

Moullet ha elegido para la muestra de su trabajo en Zinebi los largometrajes «Genèse d'un repas» (1978), «La comédie du travail» (1987) y «La terre de la folie» (2009), además de los cortometrajes «Barres» (1984), «La cabale des oursins» (1991), «Foix» (1994), «Le ventre de l'Amerique» (1995) y «Le système Zsygmondy» (2000), que se proyectarán hoy en la Alhóndiga a las 20.00.

Esta mañana, a partir de las 10.00, ofrecerá además un encuentro con el público, un seminario donde ofrecerá su interpretación del panorama actual de la industria cinematográfica y la influencia de las nuevas tecnologías. «Hoy en día es posible realizar un montaje muy complejo sin que resulte muy costoso; de ahí que el cine en la actualidad sea muy parecido a la música. En cambio, en lo que se refiere a su difusión, desde el punto de vista de los autores, estaríamos mucho más cerca de la pintura», destaca el cineasta.

La moral, cuestión de travelling

Luc Moullet comenzó a escribir en la revista «Cahiers du Cinéma» cuando tenía dieciocho años. El catedrático en Comunicación Audiovisual de la UPV Santos Zunzunegui señaló que «Moullet como crítico es Moullet como cineasta. Él suele decir que detesta tres cosas en la crítica: la austeridad, los esquemas preestablecidos a la hora de acercarse a las películas y las generalizaciones. Cada película es una película, cada cineasta es un cineasta singular y, por lo tanto, debe ser abordado como tal». Zunzunegui también recordó una de las frases de Moullet que resultó ser un éxito entre los críticos de todo el mundo: «La moral es cuestión de travelling», dijo Moullet, a lo que Godard invirtió las palabras, exclamando la conocida «el travelling es una cuestión moral».

Moullet reflexionó sobre el papel de la crítica actual. «La crítica tiende a ser más objetiva ahora. Habla más del proceso de creación de una película. Sin embargo, lo que no se hace es aportar un punto de vista particular. Realmente no sabes si al crítico le ha gustado o no. Les interesa abarcar la mayor cantidad de películas, porque si no acaban en el paro».

Habló también de que se ha perdido el sentido de la película y se tiende a hablar de toda una trayectoria de los directores. «Se menciona todo lo que ha hecho, como si todas fueran buenas. Esto hace que el espectador se sienta perdido entre tanta crítica positiva», señaló.

En cuanto a la influencia que ejercen, aseguró que en el Estado francés «ha decaído» la fuerza de la crítica. «Ahora es EEUU quien ha tomado el relevo con una nueva técnica que han adoptado. Son mucho más sencillas de leer y aportan puntos de vista muy originales».

Moullet prefirió no referirse a la Nouvelle Vague como algo general. «Cada uno tenía sus propios principios. Lo que sí tenían en común es que preferían rodar en exteriores o en apartamentos en vez de en estudio. Pero eso ya se había hecho en los inicios del neorrealismo italiano. Lo que tuvo es una influencia positiva en otros países, que se dieron cuenta que con poco dinero se podían hacer películas interesantes».