Una protesta contra la privatización del servicio de cocinas, que supone la pérdida de más de cien puestos de trabajo y la polémica anulación de unas oposiciones, acabó ayer en un encierro en la sede de los servicios centrales de Osasunbidea, después de que aparecieran en escena tres dotaciones de Policía Foral. Los 17 sindicalistas que participaban en la protesta accedieron a abandonar el encierro tras pactarse una reunión con la dirección de Osasunbidea. En ese encuentro, LAB, ELA y CCOO exigieron a la responsable de personal, Elena Navascués, que presente el informe en el que se refleje el ahorro y las ventajas de la externalización del servicio de cocina ya que, aunque se han dado cifras concretas de ahorro, la falta de información en la Mesa Sectorial ha comenzado a generar dudas de que dicho informe siquiera exista.

El incidente comenzó ayer por la mañana, cuando los 17 delegados sindicales acudieron a las oficinas centrales. «Habíamos pensado poner en práctica un encierro o una acción similar cuando ideamos la protesta. Pero no hemos tenido tiempo siquiera de pensarlo. En unos minutos ya habían llegado los policías. Los tres portavoces hemos dialogado con los agentes, mientras que el resto se ha encerrado», comentó a GARA uno de los participantes. La reunión con Navascués, que duró dos horas, se celebró en una sala custodiada por tres agentes.

La protesta por la privatización de la cocina volverá a endurecerse el miércoles, cuando los trabajadores irán a la huelga, mientras que sus compañeros de Osasunbidea prevén solidarizarse con una manifestación que saldrá del edificio de consultas externas a las 11.15.