GARA > Idatzia > Eguneko gaiak

Entrevista

La apuesta del congreso por la union de fuerzas marca nuestro camino en el futuro

p002_f03.jpg

Dani Maeztu
Vicecoordinador de Aralar
Dani Maeztu (Durango, 1974), miembro de Aralar desde la creación del partido, fue elegido vicecoordinador tras el congreso del 17 de setiembre en el que la militancia apostó por la unidad de acción de izquierda y abertzale que dio lugar a Amaiur. Es abogado y miembro del grupo parlamentario de la Cámara de Gasteiz.

Iñaki IRIONDO

Aralar ha sido noticia esta semana por su encuentro con el Partido Popular. Dani Maeztu, su vicecoordinador, espera que las reuniones entre partidos dejen pronto de ser noticia. Sin embargo, lo cierto es que en sus diez años de existencia, el PP nunca se había reunido con Aralar ni acudió a sus congresos, a los que fue invitado.

¿Por qué ahora sí?

Yo tengo mi lectura, pero el hecho en sí fue que después de nuestro congreso les habíamos cursado una invitación para reunirnos y aceptaron,

¿En qué posiciones les encontraron?

En las posiciones del PP vasco, que nos cuestan entender y más en este momento. Por ejemplo, ponen pegas al reconocimiento de todas las víctimas, porque para ellos eso supone una equiparación. Y en la normalización de las relaciones políticas vimos que están dispuestos a reunirse con nosotros pero no con la izquierda abertzale oficial. Lo que nos dijeron en la mesa son las posturas que hacen públicas.

Todo esto llega después de los resultados de Amaiur. ¿A qué atribuyen ese éxito?

Es una continuación del proyecto de unión de fuerzas de izquierdas y abertzales que empezó con Bildu. En las elecciones del 22 de mayo la ciudadanía refrendó esa unión y a Aralar no le queda más remedio que atender ese mensaje. Las elecciones, además de para repartir puestos, deberían servir a los partidos para escuchar a la ciudadanía. Por tanto, en una asamblea y en un Congreso decidimos apostar por ese camino, porque creíamos que se daban las condiciones que siempre habíamos exigido. Creemos que la ciudadanía ha validado la unión de fuerzas y también el recorrido que ha hecho la izquierda abertzale oficial en la superación de la estrategia político-militar.

¿Han sido los resultados un bálsamo para las discrepancias que había dentro de Aralar?

No, las posturas se mantienen hoy en día. Una mayoría amplia de Aralar apostó por esa vía y los resultados han venido a refrendar esa apuesta y a decirnos que este es el camino a seguir. Lo habríamos seguido independientemente del resultado de las elecciones, pero ha sido una buena piedra de toque. Pero no han cambiado las posturas internas, aunque creo que las diferencias se han magnificado por unos medios de comunicación a los que les interesaba hacerlo en una coyuntura electoral.

Resulta llamativo que mientras en otros lugares la unión de formaciones de izquierda es imposible, en Euskal Herria se esté logrando y, además, con pasos tan importantes como unir a alguien con su escisión. Eso es difícil de hacer y tiene valor, ¿no?

Mucho valor. Es importante saber trabajar entre diferentes, también en el ámbito de la izquierda donde hacemos de la diferencia virtud y nos separamos. Aquí se ve que el esfuerzo y la intención es sincera. Teníamos pendiente hacer ese esfuerzo y construir un espacio de izquierdas desde posturas abertzales, independentista. Es algo necesario y más en estos momentos con la situación social y económica que tenemos.

¿Se están superando los roces de estos diez años?

Se está haciendo un trabajo para superarlos. Y es necesario. Muchas veces se han llevado a lo colectivo situaciones personales. Yo opté hace diez años por estar en Aralar y fui el único concejal en Bizkaia en cuatro años, con lo que eso supuso de ser la cara pública del partido y claro que ha habido situaciones... Pero el construir un proyecto común está por encima de las situaciones personales. Otra cosa es que haya que dejar a un lado posturas de «estás conmigo o estás contra mi» que ha habido en este país. Posturas de trinchera. Porque igual que ha habido posturas de intentar aniquilar políticamente al enemigo político, también hay otros que nos hemos encerrado en trincheras y nos ha costado muchísimo salir. Eso se está superando. En algunos sitios, en algunos pueblos, costará más, pero es el trabajo que tenemos que hacer. Y esto no es por ir a unas elecciones y vender un producto, es algo de más largo recorrido.

Antes comentaba que se han magnificado las discrepancias internas, pero ¿hay resistencias a este nuevo camino?

Hay resistencias y resistencias cualitativamente importantes y de posiciones políticas enfrentadas. A nadie se le escapa que la decisión que tomó Aralar en su congreso era algo más que una confluencia electoral con la izquierda abertzale de la que provenía y otras fuerzas. En ese «algo más» es donde está la discusión. Pero el debate se dio, las posiciones están ahí y luego se han magnificado en algunos medios. Ha salido mucho en algunos medios la figura de Aintzane Ezenarro, pero yo no le he oído a Aintzane en ningún momento ir en contra de Aralar. En Navarra ha sido diferente. Porque ahí sí ha habido actitudes desleales de quienes siendo militantes de Aralar han ido en contra de lo decidido por Aralar.

¿Son esas las personas a las que Patxi Zabaleta invitaba a dejar el partido?

Sí. Lo que ocurre es que cuando dices que tienen la puerta abierta para dejar el partido parece que les estás echando. Pero cuando el 71% toma una decisión, tú puedes discrepar, pero no utilizar tu militancia para ir en contra de tu partido. Es una cuestión personal. Esas personas tienen que pensar de qué proyecto forman parte.

¿Puede tener esto consecuencias en el futuro, sobre todo atendiendo al valor cualitativo de los discrepantes?

En la decisión de Aralar no. La militancia de Aralar tomó la decisión sabiendo cuál era la posición de estas personas. Quienes estamos ahora en la dirección sabemos que esta es la dirección a seguir. Puede tener incidencia desde los medios, por lo intereses de éstos. Dentro del partido las cosas no se están haciendo mal. Se está siguiendo lo que decidió la mayoría y se está explicando a la gente. Además, esta línea no nos aparta del trabajo que estamos haciendo día a día en las instituciones. Para algunos críticos puede ser cosa de tiempo, de ver en qué se plasma esta unión de fuerzas.

En Nafarroa la situación es más complicada, porque Aralar comparte Nafarroa Bai con Geroa Bai, mientras en Madrid está con las fuerzas de Bildu...

Ahí es más difícil la gestión del trabajo diario, pero hay muchos temas en el que la apuesta por Amaiur no va a cambiar el mensaje de Nafarroa Bai en esas instituciones. Pero la fricción que se puede dar en Madrid en el día a día, amplificada por algunos medios, puede hacer difícil la gestión de Nafarroa Bai.

De cualquier forma, por el momento, las posiciones de Bildu y Nafarroa Bai en el Parlamento foral están siendo muy coincidentes. ¿Esto ayudará?

En ese ámbito no está habiendo muchas diferencias. Pero también es cierto que en Navarra el espacio abertzale tenía que hacer una lectura de cuál es la estrategia correcta y nosotros hemos apostado por reconocer que Navarra tiene sus tiempos y hay que respetarlos, pero la apuesta tiene que ser por el conjunto de Euskal Herria, y no hacer de una diferencia de ritmo una marca diferente del resto de Hego Euskal Herria. Eso es a lo que Aralar se enfrentó cuando tuvo que tomar esta decisión y creímos que era el momento de apostar por Amaiur y dejar herramientas electorales que demostraron ser eficaces en un momento determinado, pero ahora la apuesta es diferente.

Las autonómicas están ya en mente de todos. ¿Cuáles son las previsiones de Aralar?

Para nosotros el camino está marcado. También es cierto que la decisión del Congreso fue para las elecciones del 20N y la decisión sobre otra confrontación electoral habría que llevarla a la militancia, pero cuando en Aralar debatíamos sobre Amaiur a nadie se le escapaba que la apuesta era por formar parte de ese espacio que se había estado creando y aportar lo que creíamos que podíamos aportar: los diez años de Aralar y darle también credibilidad ante la sociedad. Creemos que hay que seguir por esa vía, limando diferencias y haciendo un proyecto común de izquierda y abertzale.

¿Qué tipo de relación quiere tener Aralar con Sortu cuando se legalice?

Si Sortu es legal, y esperemos que lo sea, nos tendremos que plantear, y Aralar se tendrá que plantear si tiene sentido mantener dos estructuras dentro de un espacio de izquierda abertzale que podemos confluir en muchos aspectos. Eso habrá que planteárselo. Lo que ocurre es que se han dado más factores, hay más partidos, más sensibilidades políticas, y yo no voy a decir ahora que todo tenga que ser uno, pero el debate se tiene que dar. Ya se podría hacer ahora, pero hay que esperar a que se legalice Sortu para que esa parte pueda tener su herramienta legal.

Hasta que llegue el momento, ¿están pensando en algún acuerdo estratégico que sume también, por ejemplo, a Abertzale Batasuna?

No estamos trabajando eso a corto plazo pero el tema está en la agenda. Lo que pasa es que estamos con unas elecciones detrás de otras, está el problema de la legalización... habría que tomarse un tiempo de tranquilidad para hacer ese debate, porque eso no se hace de un día para otro. Pero está en la agenda.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo