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REPORTAJE

Urduña intenta sobrevivir a una deuda de casi seis millones de euros

El Ayuntamiento de Urduña atraviesa una complicada situación económica derivada de un endeudamiento desmedido durante años en busca de una promoción económica y turística que nunca llegó. Bildu intenta ahora optimizar al máximo gestión y recursos.

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Nerea GOTI

Carlos Arranz está al frente de la Alcaldía de Urduña desde el pasado mes de junio. Los comicios municipales de mayo dieron a Bildu la mayoría absoluta en esta ciudad vizcaina. La coalición soberanista dispone de seis representantes en la Corporación, junto a cuatro concejales del PNV y un único edil del PP.

Seis meses después de su estreno como regidor municipal, uno de los primeros contactos con los vecinos ha tenido lugar recientemente en forma de asamblea abierta, con el fin de informar del estado de las cuentas del Ayuntamiento, una situación que el propio Arranz describe como «muy delicada».

Echando la vista atrás, el alcalde explica que la situación económica del Ayuntamiento de Urduña ha estado marcada estos últimos años por la dependencia de ayudas de entes supramunicipales, particularmente de la Diputación vizcaina. Uno de los problemas que enfrenta ahora el municipio es que «ese paraguas» se está cerrando en pleno aguacero de gastos. A esta realidad hay que sumar el prácticamente inexistente tejido industrial. «Ahora mismo el principal empleador es el Ayuntamiento», señala al respecto Arranz sobre un municipio que arrastra años de pérdidas de empleo entre continuos llamamientos a la Diputación para que impulse la recuperación económica de la zona.

Dos datos bastan para describir la situación económica: las arcas municipales acumulan una deuda que se acerca a los seis millones de euros y el déficit estimado rondará los 600.000 euros, a cubrir con un presupuesto municipal cuya disposición de gasto no llega a los cinco millones de euros.

«Pasado a la economía familiar, la situación del Ayuntamiento de Urduña es la equivalente a la de un asalariado con un sueldo muy bajo, que encima disminuye, que está metido en una hipoteca muy grande mientras tiene que hacer frente a unos gastos diarios que crecen; luego, el resultado es que no llega», ejemplifica el primer edil sobre uno de los principales quebraderos de cabeza del gobierno municipal.

Un mínimo de 730.000 euros al año

Los compromisos de deuda que tiene contraídos el Ayuntamiento tienen que ver en buena medida con la gestión de Urduñederra, una de las sociedades públicas vinculadas a la actividad del Consistorio, cuya finalidad, paradójicamente, es la promoción económica y la rehabilitación del casco histórico. En este caso, el endeudamiento es de cerca de 3 millones de euros, lo que sumado al endeudamiento del Ayuntamiento eleva la cifra total a 5.631.231 euros. Otro problema añadido es una línea de crédito a corto plazo abierta en una de las sociedades municipales, «que se parece más a una deuda a largo plazo», según explica Arranz.

En las condiciones de préstamo actuales, el Consistorio deberá reservar cada año, hasta 2020, un mínimo de 730.000 euros anuales para hacer frente a amortización e intereses, que podrían ascender el próximo ejercicio a casi un millón de euros si se intenta cancelar esa línea de crédito, lo que se plantea como tarea harto difícil dada la crítica situación económica que rodea a las instituciones.

Arranz se pregunta «cómo es posible que una administración, con un presupuesto cuyos ingresos no llegan a los 5 millones de euros, puede llegar a este nivel de endeudamiento». Sin embargo, prefiere no dedicar esfuerzos a ahondar en las críticas a la gestión realizada por el PNV al frente de la Alcaldía. «Desde el gobierno municipal nos limitamos a decir cuál es el resultado de un modelo de gestión que ha optado por endeudarse de forma sistemática, sin conseguir ningún avance en el capítulo de ingresos», puntualiza. A su juicio, las políticas anteriores «perseguían la idea de potenciar el turismo, pero ese modelo de crecimiento ha fracasado».

En una situación económica crítica, los esfuerzos del equipo municipal de Bildu están concentrados en varias iniciativas que desechen la vía del recorte de servicios. Una de las primeras gestiones pasa por asumir determinados servicios que hasta ahora prestaban entes externos. Es el caso de la residencia de ancianos, cuya gestión en el anterior mandato estuvo rodeada de denuncias laborales por retrasos en los pagos a las trabajadoras. «Asumimos un servicio deficitario, marcado por un déficit estructural. La consignación del Ayuntamiento a la residencia no era suficiente, no se ajustaba a la realidad», explica al analizar un servicio asistencial cuya viabilidad, dada la situación económica, está aún en el aire. «Entendemos que muchos problemas venían de organización, de gestión. El reto -añade- es demostrar que un servicio público se puede gestionar de forma pública, que se puede hacer una gestión directa y mantener los derechos laborales y que eso sean tan viable como lo privado».

Además de la cancelación de los contratos externos, Bildu mantiene que la gestión económica en adelante va a ser lo más realista posible de acuerdo a las posibilidades de gasto. «Además de un uso de los recursos lo más eficiente posible, vamos a buscar la eficiencia invirtiendo en soportes y sistemas de organización, buscar los precios más competitivos e ir reduciendo gastos, sin perder de vista lo que cuesta construir y mantener un determinado servicio», precisa a enumerar algunas de las medidas que ya son norma en la administración local.

El patrimonio, otro recurso

El gobierno municipal trabaja, por otra parte, en la realización del inventario municipal. «Es algo que debería estar hecho, porque el inventario del patrimonio municipal es una herramienta básica para hacer una buena gestión del mismo, en esta o en cualquier otra situación económica», enjuicia Arranz ante una cuestión en la que ya trabajan los servicios municipales para esclarecer qué propiedades tiene Urduña. A este respecto y a falta de conocer al detalle ese patrimonio, el primer edil destaca que en el caso de la propia residencia puede darse la circunstancia de que se hayan depositado propiedades en concepto de herencia que ni siquiera están emplazadas en Urduña. «No podemos permitir que corra el riesgo de ir a pique porque no se han utilizado todos los recursos. Tenemos que saber cuál es su capital social», advierte sobre la importancia de conocer las propiedades que se cuentan no sólo de cara a obtener ingresos, sino también para sus uso con otros fines que reviertan en la ciudadanía.

Otra de las decisiones que se ha relacionado con el estado crítico de las cuentas municipales tiene que ver con la reducción en las remuneraciones de los ediles. No obstante, Arranz matiza que esta medida no obedece tanto al endeudamiento municipal como a una convicción de las persona que conformaron las listas de Bildu. El alcalde es el único liberado con que cuenta la administración local y su retribución asciende a 33.500 euros brutos al año, «lo mismo que cobraba cuando como operario en una industria del metal». «La decisión la tomamos por convicción, por principios, porque pensamos que la política debe ser vocacional, no interesada, de acuerdo a unas retribuciones dignas», especifica. En cualquier caso, esta medida supondrá un ahorro de 40.000 euros en este ejercicio y del orden de 82.000 a partir de 2012.

El otro eje fundamental para el gobierno local tiene que ver con la participación ciudadana. En este caso, la apuesta de Bildu también responde a una convicción más que a un recurso en tiempos difíciles para la economía municipal. «Es un camino en el que hay que madurar, pasar de ser un agente pasivo a ser un agente activo, alguien que se compromete en la gestión de su municipio en un determinado aspecto», considera Arranz.

A juicio del alcalde, «a veces la respuesta la tenemos en el pasado, en el que había un compromiso». Ahora corresponde al gobierno municipal crear espacios «no sólo para informar y recoger opiniones. sino para ir más allá, aunque eso supone un compromiso político, técnico y un esfuerzo de trabajo por todas las partes».

En el terreno de las relaciones con instituciones como la Diputación, Arranz espera aún que el diputado general, el jeltzale José Luis Bilbao, acceda a responder a las reiteradas peticiones de la Alcaldía para mantener una reunión. «Le trasladaremos la delicada situación de Urduña y le pediremos que actúe en consonancia con esa situación», se limita a adelantar cuando se le pregunta sobre la cuestión.

Según precisa, Urduña se enfrenta a otra realidad compleja, rodeada de municipios alaveses como Aiara o Amurrio, agrupados en entidades como la Cuadrilla de Aiara. Arranz entiende que desde una visión comarcal se podría avanzar. «Hay que buscar fórmulas», subraya.

El primer sector y la investigación, posibles ejes de desarrollo

La creación de empleo y, por ende, la implantación de actividades económicas que impulsen el desarrollo de Urduña es uno de los ámbitos en los que concentra esfuerzos el gobierno municipal. Carlos Arranz precisa que hay que determinar qué industria buscas para saber a qué mercado puedes acceder y a qué puertas debes llamar. Con arreglo a la catalogación de Urduña en los planes territoriales como «ciudad ecológica» -algo que cree que debería acompañarse de contenido-, el alcalde entiende que hay sectores en los que se puede incidir, como el primario, al que ve un gran potencial en su conjunto y en el ámbito de la transformación, o actividades relacionadas con la investigación y la I+D. Ahí también intervendrá la creatividad, resalta. N.G.

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