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Con el debate presupuestario los partidos empiezan a mostrar cuáles son sus bazas

Una vez pasadas las elecciones al Congreso y al Senado, y apenas sin tiempo para haber digerido los resultados, las formaciones políticas han tardado muy poco en enfrascarse en la que suele ser su tarea habitual a estas alturas del año, que es la confección de los presupuestos y el debate que siempre se suscita en torno a ellos. Esta semana ha sido más rica en rumores y en intercambio de mensajes que en acuerdos, pero lo cierto es que cada partido o coalición empieza a mostrar cuáles van a ser sus bazas, no solo para sacar adelante las cuentas públicas de cada ejercicio, sino posiblemente para cuestiones de mayor calado de cara al futuro.

Los comicios municipales y forales de mayo dejaron un dibujo institucional en el que, además de que no existe fuerza que pueda alardear de gobernar con mayoría absoluta en ninguna de las principales instituciones de este país, cada uno de los gobiernos está en manos de una opción política diferente. Así, tras el 22M, el PNV Gobierna en minoría la Diputación de Bizkaia, al igual que Bildu en Gipuzkoa y el PP en Araba, y solo Yolanda Barcina parece disfrutar, de momento, de las comodidades que ofrece una mayoría estable, a través del pacto UPN-PSN. Del mismo modo, en Lakua el Ejecutivo de Patxi López, al que cada vez le pesa más la losa democrática de no representar a la realidad social de la CAV, sigue a merced de su acuerdo con un PP que no deja de apretarle. El escenario negociador es, por tanto, muy complicado para unas instituciones que deben lidiar con unos recursos menguantes, y es en este contexto donde cada uno empieza a definirse. En este sentido, el movimiento más llamativo de las últimas semanas lo han protagonizado el PNV y el PP, que hace nueve días pactaron para aprobar las cuentas de Bizkaia, alimentando de esta forma todo tipo de especulaciones. Los jeltzales vendieron el acuerdo como un ejercicio de responsabilidad, mientras que Antonio Basagoiti dejó claro que su intención era cegar el cambio político y social que propugnan Bildu y Amaiur. Por una u otra razón, lo cierto es que ambos partidos han abierto una inédita vía de acuerdo.

Nuevo escenario de alianzas

El PNV, después de salvar el reto del 20N, ha mirado a su alrededor y ha concluido que le es necesario ampliar el espacio de sus posibles alianzas. Por la izquierda, ve con preocupación el avance de una opción que ya le disputa la hegemonía en el campo abertzale, como demuestran los siete diputados de Amaiur y el empate virtual que la traslación de los resultados de hace dos semanas llevaría al Parlamento de Gasteiz. Enfrente, asiste a la caída inexorable de quien ha sido su socio preferencial en muchas ocasiones, el PSE. Y pensando en los próximos comicios, cree llegado el momento de abrir el terreno de juego, por si acaso. La mayoría absoluta de Mariano Rajoy en Madrid también habrá pesado. Por su parte, el PP, crecido en el Estado pero estancado en tierra vasca, buscar saltar los límites que durante décadas se ha autoimpuesto con su actitud y adquirir una centralidad, relativa, que aún le es lejana. El acuerdo con los jeltzales, la reunión con Aralar y las críticas al Gobierno de Patxi López forman parte del mismo guión.

Difícil es la situación del PSE. Gobierna gracias al PP y hasta que los de Basagoiti se cansen. O hasta que López desista de comandar un gobierno cuestionado y sin iniciativa, cuya única expectativa es aguantar, sufriendo cada vez un mayor desgaste. La cuestión es que la alternativa no parece ser mejor. Lakua es el único centro de poder que tiene el PSE y, probablemente, a partir de marzo el único que le quede al PSOE en todo el Estado. Por ese motivo hará todo lo posible por mantenerse en Ajuria-Enea, por mucho que la mayoría social y política vasca reclame elecciones, y por grandes que sean las humillaciones a las que le someta su socio y también rival.

Por su parte, si bien en el ámbito estrictamente político las fuerzas soberanistas de izquierda tienen motivos para estar satisfechas, Bildu tampoco tiene fácil gestionar la Diputación de Gipuzkoa en minoría, y tendrá que hacer gala de cintura para aprobar las cuentas. Tanto el PNV como el PSE han marcado el terreno en el que quieren negociar, y van a tratar de sacar todas las contradicciones que puedan a la coalición abertzale. Es un reto para los componentes de Bildu que, sin embargo, ya anticipaban cuando ganaron las elecciones y que si solventan acertadamente les puede proyectar más firmemente como alternativa de gobierno en todo el país.

Zozobra en Europa

Más allá de nuestras fronteras pero condicionándolo todo, la crisis global y la mala gestión de la misma han conducido a la Unión Europea y a la eurozona a un punto de inflexión del que nadie sabe cómo va a salir. Nicolas Sarkozy afirmó el miércoles que Berlín y París van a pilotar una refundación del proyecto comunitario, y los próximos días se anuncian decisivos. Por si acaso, Angela Merkel, que es quien manda, avisó el viernes de que nos quedan unos cuantos años de «dificultades».

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