Siria consideró ayer «tendenciosa» y «politizada» la última resolución del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, que condena las «generalizadas, sistemáticas y graves violaciones de los derechos humanos y libertades fundamentales» cometidas por Damasco para reprimir las protestas opositoras.

Una fuente del Ministerio sirio de Asuntos Exteriores citada por la agencia Sana señaló que la resolución es una «injerencia injustificada y ostensible» en los asuntos internos de Siria, que «siempre ha defendido las causas de los derechos humanos».

Para Damasco, que reiteró que mantendrá su proceso de reformas», el informe presentado por el comité de investigación designado por la ONU establecía sus valoraciones según la información facilitada por «grupos fuera de Siria», en alusión a las plataformas de opositores, y por «medios de comunicación tendenciosos».

«Se ha hecho evidente para el pueblo de Siria y para los países conocedores de la realidad de la conspiración que el interés del pueblo sirio es la última cosa en la mente de los países que patrocinan estas sesiones y sus impotentes resoluciones», agregó.

El vicepresidente de EEUU, Joe Biden, de visita en Turquía, señaló que Washington y Ankara están «perdiendo la paciencia» con el régimen de Bashar al-Assad, al que consideró no sólo una «fuente de inestabilidad» en Siria sino la «mayor amenaza» para la estabilidad confesional en la región. Tras una reunión con el presidente turco, Abdulah Gul, volvió a instar a presidente sirio a renunciar.

Irak e Irán volvieron a reiterar su oposición a las sanciones económicas y financieras impuestas por la Unión Europea, EEUU y la Liga Árabe a Siria.