Depende de los ambientes, pero cada vez es más habitual que alguien de tu entorno te hable de una serie que está viendo por su ordenador, o pasado por su pantalla de la sala de estar y que lo hace en lotes de temporada. No ve un capítulo y después otro, sino que expurgadas de publicidad, con entregas de cuarenta minutos, en una buena sentada, se pueden ver varios capítulos. Sin olvidarnos de que rulan las series de manera muy ágil, o que incluso se comercializan, legalmente, y que acostumbran a ser visionadas de una manera más consciente y en un tiempo que ayuda a la mejor comprensión y disfrute de todos los valores artísticos de las producciones en las que está floreciendo el mejor talento de la narración audiovisual actual.

Las cadenas con plataformas multifunción, están implementado los sistemas de televisión a la carta, que significa que en cualquier momento puedes ver una serie, un telediario, una tertulia. Están compitiendo con este sistema, perfeccionándolos, porque es una fuente de audiencias que, todavía, no está controlada por los medidores actuales, pero que también deja rastro para seguir su incidencia, por lo que en otra escala, también son material para usarse como soporte publicitario. De otra manera, porque parece que existe mucha disposición a buscar lo que sea, incluso en el idioma original, pero sin mensajes comerciales.

No se conocen datos fiables, pero se tiene esa sensación de que el consumo televisivo está variando. O al menos, desde algunos puntos, se intentan visualizar estos movimientos, todavía, minoritarios, pero que pueden marcar un camino de futuro. Lo seguro es que sigue mandando la televisión tradicional, con la pantalla como tótem en el salón familiar, aunque existan en cada habitación otras pantallas, que, acaban formando parte del propio consumo de audiovisuales, sean procedentes de las televisiones, o de la red que ya está generando series, programas exclusivos, aunque partiendo de las mismas premisas, aunque con otros sistemas de producción y de difusión. A la carta, es una solución, porque los menús del día son muy aceitosos y muy dirigidos a una mayoría muy poco selectiva.