CRíTICA
«La conspiración» Juicio militar
Mikel INSAUSTI
Robert Redford es un veterano cineasta que sólo estampa su firma en productos de calidad y con un interés cultural, pero al que le falta siempre eso que sí tiene Clint Eastwood para hacer películas redondas que puedan ser tenidas por obras maestras. A sus 74 años se siente ya completamente alejado de las veleidades actorales, por lo que ha decidido concentrar sus esfuerzos en hacer una historia crítica de su país. Para ello ha creado la American Film Company, cuya declaración de intenciones se haya perfectamente resumida en “La conspiración”, que es la película que le sirve de tarjeta de presentación. No es exactamente un alegato contra la pena de muerte, aunque termina con un linchamiento en grupo que representa el origen de un sistema judicial que sigue anclado en los tiempos del Salvaje Oeste en los que la única ley era la de la horca. Redford establece el consiguiente paralelismo con el 11-S, mediante la comparación entre la utilización política del asesinato del presidente Lincoln y la oleada paranoico-represiva que siguió a los atentados contra las Torres Gemelas. También, ¿por qué no?, coincide con nuestra propia situación, en la que no se dejan de aplicar condenas y de imponer farisaicas condiciones para el perdón.
Considero que “La conspiración” funciona a todos los niveles menos en su discutible opción estética, ya que la fotografía de Newton Thomas Sigel filtra la luz para que quede claro que el espectador está viendo una película de época, cuando con un tratamiento naturalista habría salido potenciado su mensaje actualizador. Por lo demás, pasa por ser una doble lección de cine histórico con una ideología progresista y de drama judicial en tono de denuncia. Se beneficia de un reparto coral perfectamente ensamblado, con diálogos muy bien escritos y mejor dichos, destacando muy especialmente la actuación de una sobria Robin Wright en el papel de la orgullosa dama del Sur que no traiciona a los suyos, a pesar de su manifiesta condición de chivo expiatorio.