El Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE) cumplió con el guión y bajó ayer los tipos de interés por segundo mes consecutivo en un cuarto de punto, hasta el 1%, por la amenaza de una recesión en la zona del euro. Al mismo tiempo, anunció dos nuevas operaciones de inyección de liquidez en euros para facilitar el crédito a los hogares y las empresas de la eurozona. Sin embargo, el presidente Mario Draghi negó que la entidad monetaria esté dispuesta a comprar más deuda soberana a cambio de un acuerdo fiscal de los países de la zona del euro, aclaración que no sentó nada bien a las bolsas.

La entidad monetaria europea había subido los tipos de interés en un cuarto de punto en dos ocasiones este año, en el mes de abril y en el mes de julio, después de que hubieran permanecido en el 1%, su mínimo histórico, desde el mes de mayo de 2009 con el objetivo de apoyar la recuperación de la economía de la eurozona.

Al final, en la decisión del BCE volvieron a pesar más las sombrías previsiones económicas que la estimación adelantada de inflación, que prevé una tasa para noviembre del 3% por tercer mes consecutivo, por encima del objetivo del 2%.

Tras la reunión de ayer, el BCE anunció asimismo dos nuevas operaciones de inyección de liquidez en euros con un vencimiento de 36 meses para facilitar el crédito a los hogares y las empresas de la eurozona.

El BCE conducirá la primera de estas dos nuevas operaciones de refinanciación a tres años el próximo 21 de diciembre y sustituirá a la que se había anunciado el 6 de octubre con vencimiento a un año.

La entidad monetaria llevará a cabo las operaciones mediante un procedimiento de subasta a tipo de interés fijo y adjudicación plena, es decir que prestará a los bancos toda la liquidez que soliciten. Los bancos comerciales tendrán la posibilidad de devolver el efectivo al año, sin esperar el vencimiento de la operación a los tres.

El tipo de interés que los bancos deberán pagar una vez que venza la operación se indexará a la media a la que se sitúe la tasa de interés rectora del BCE durante el periodo de vida de la operación.

Además, el BCE relajó las condiciones que exige a los bancos comerciales para prestarles liquidez y aceptará algunos bonos de titulización de deuda (ABS) con una calificación más baja, con una nota de «A».

Por otra parte, en la rueda de prensa que siguió al Consejo de Gobierno, Draghi negó que el BCE vaya a tener una implicación mayor en la crisis de endeudamiento y descartó que la entidad monetaria esté dispuesta a comprar más deuda soberana a cambio de un acuerdo fiscal de los países de la zona del euro. Esta aclaración hizo caer el euro a 1,33 dólares.

De su primera intervención en el Parlamento europeo, la semana pasada, se había interpretado que Draghi dejaba la puerta abierta a nuevas intervenciones más agresivas del BCE en el mercado secundario de deuda soberana si los gobiernos aplicasen medidas para lograr una integridad fiscal mayor, pero ayer negó este supuesto. El BCE no tiene intención de pasar por alto el artículo 136 del Tratado de la Unión Europea, que prohíbe al BCE financiar a estados endeudados, dijo Mario Draghi.

También se mostró escéptico respecto a la posibilidad de que los bancos centrales estatales de los países de la zona del euro transfieran financiación al Fondo Monetario Internacional (FMI) para que compre deuda soberana europea y asista a los países con dificultades.