raimundo fitero
Calendario
En dos bocanadas más, entramos en el agobio navideño. Nada nos librará, porque pese a todas las perspectivas económicas desfavorables, existe todavía un remanente de vocación nostálgica para que al son de villancicos, zambombas y txistus, se vaya instalando esa coagulación del ambiente que todo lo convierte en pasado, en langostinos, lombarda, cardo, lechal, turrones o esperanza de salvación lotera.
Sí, claro, llevamos semanas con los anuncios recordando lo eminente, pero es a partir de ya cuando empieza la carrera, y entre esas costumbres que se repiten como las cebollas, aparecen otras más nuevas que ya se han colocado como algo imprescindible, que tiene repercusión mediática para ampliar su reiteración: los calendarios. Sí, claro, de toda la vida. Desde aquellos de mano que repartía el cartero hace décadas, hasta los que te regalaban en los comercios del barrio con unas fotografías alegóricas y su nombre, hasta la incursión en tentaciones bucólicas de las cajas de ahorro que han hollado las paredes de todas las cocinas con sus fotografías de arte pastueño.
Los últimos años, además del reportaje publicitario gratuito universal que obtiene la firma de neumáticos Pirelli con su famoso calendario de taller de reparación o de cabina de conducción de camiones, compuesto por desnudos insinuantes de calidad fotográfica indudable con modelos, artistas y mujeres de bandera varias, del que tenemos cumplida información en esos programas infectos de la televisión estatal, lo que están copando los mercadillos, las calles y las paredes de muchas habitaciones son los calendarios de bomberos.
Estos calendarios crecen, lo que recaudan sirve para que puedan ir a competiciones deportivas, pero han logrado establecer una nueva coordenada estética en los calendarios. La verdad es que parecen productos muy dirigidos de manera más general al público gay, pero la nueva actitud ante la belleza masculina de las mujeres, mucho más explícita y desinhibida, los convierten en un regalo entre amigas bastante socorrido, y en una de las piezas obligatorios de todo amigo invisible que se precie. Su proliferación es un fenómeno estudiar .