Estamos en plena berrea, esa época del año en el que el instinto de perpetuar la especie se impone a otras zarandajas. Cada hábitat se rige por sus propias normas, pero todos tienen en común la necesidad de encontrar a alguien con los atributos necesarios para una cópula productiva.

De este modo, los humedales de Lakua son territorio de la mantis basagoitis hembra. Este insecto, como es sabido, tiene la macabra costumbre de decapitar al macho una vez finalizado el apareamiento. Según han observado los naturalistas, por ahora le está dejando hacer a su congénere masculino, la mantis lopeziana, quien incluso se cree que lleva la voz cantante y marca las posturas. Algo similar sucede en Nafarroa.

En los bosques entre la costa vizcaina y la llanura alavesa se da un claro caso de simbiosis entre el hongo jeltzalus y la alga peperis. Aunque no se trata de una maniobra de celo en sentido estricto, sirve para ilustrar una asociación de mutuo beneficio. Este liquen es un superviviente nato que hace de la necesidad virtud y que incluso tuvo sus momentos de expansión geográfica, llegando a verse ejemplares, hace unos años, en el epicentro de la meseta castellana.

En las charcas de la montañosa Gipuzkoa habita el sapo bildustaní, ejemplar considerado estéticamente feo por el resto de batracios. En la época de buscar pareja, llena de aire sus cavidades, se hincha y emite un potente sonido. No parece que ello desagrade en exceso a las hembras y a falta de una pretendiente es posible que encuentre dos y se monte un trío, el muy mamón. Eso sí, a cambio deberá dejar a sus amantes chapotear en sus dominios, que no se puede tener todo.

Lo más divertido de esta historia es que todas las especies consideran geniales los apareamientos en los que toman parte y critican aquellos en los que se quedan a dos velas. Y es que al fin y al cabo, lo que menos quebraderos de cabeza da es montárselo en solitario, tal y como hace el hermafrodita caracol azkunensis. Pero como reza el dicho, «hacerse pajas está bien, pero follando conoces a más gente».