Este Athletic no quiere sorpresas. No sabe ni de competiciones ni de rivales. Se toma todos los partidos por igual. Marcelo Bielsa no quiere relajaciones. Y así, anoche, en un partido copero por excelencia, por lo visto y por lo disputado del mismo, puso en ventaja la eliminatoria gracias a un golazo del `flamenco' De Marcos y a que el equipo se puso el mono de trabajo en un campo pesado y ante un rival que no perdió la cara en ningún momento.

Siete minutos le duró al Oviedo su infructuosa presión inicial sobre la portería de Iraizoz, lo justo hasta que los rojiblancos, con un incisivo Toquero en punta, pegaran primero y empezaran a cristalizar lo que Marcelo Bielsa remarcó en la previa del partido, cuando dijo que «trataremos de que si existen diferencias, las podamos plasmar». Y quien mejor interpretó sus palabras fue, a los once minutos, un gran Oscar de Marcos, que ya abrió la lata europea ante el Slovan e hizo lo propio anoche, con un golazo de bandera por la escuadra, tras la asistencia de un Iker Muniain hasta entonces inactivo.

Marcar primero. Es la máxima de todo choque copero. El Athletic dejaba claro que se tomaba la eliminatoria en serio y así lo evidenció durante el resto del partido. No solo por el marcador, sino por la tensión con la que disputó el choque. Además, los ovetenses intentaban apretar a los rojiblancos, pero se veían superados casi siempre en el medio campo. Sólo la recurrente y ya cansina falta de precisión en los pases finales o en el chut último evitó que se fueran al descanso y al pitido final con algún gol más. Siguen sin «modificar», que diría el argentino, lo que vienen haciendo mal. Imposible ver a los de Bielsa culminando, no ya con gol, sino con una clara ocasión, cualquier jugada a la contra.

En favor del Oviedo cabe decir que no le perdió la cara al encuentro en ningún momento. Obligó a los bilbainos a emplearse a fondo, a desgastarse e, incluso, les apretó en los últimos diez minutos de la primera mitad, tanto que al final de la misma la posesión era para el Athletic, pero del 59%, menor que muchos partidos ligueros.

Perdonaron tras el descanso

El descanso volvió a reactivar a los carbayones, que salieron del vestuario otra vez apretando, y la tuvo Jandrín a los pocos minutos. Tenía el Athletic que enfriar el ritmo del partido y lo hizo al instante, con un par de llegadas, pero sin precisión alguna en esos metros finales.

Un claro penalti sobre Susaeta escamoteado al Athletic pudo congelar más a los ovetenses, pero ni por ésas. La dinámica prefirió guiarse por los derroteros de un choque copero, de entrega, lucha, brega, equilibrio, con el Athletic bajando al barro. Un tú a tú que estuvo a punto de desnivelar Susaeta, pero tiene el de Eibar menos puntería que una escopeta de feria. Como dice Bielsa, eso no se entrena en Lezama, o se tiene o no se tiene.

Y entre barro y barro, el Athletic fue apaciguando las acometivas del Oviedo, la tuvo Muniain en el área, la tuvo Toquero en un pase al que nadie llegó, inmejorable, de nuevo, la de Iker al segundo palo en la salida de un córner, la volvió a tener De Marcos, chutó Iraola y tuvo que sacar la mano Lledó... Otra vez De Marcos al palo, y Muniain tras jugada personal... No pasaron apuros los de Bielsa, no salió Iñigo Pérez de inicio, no hizo el único cambio Bielsa hasta el minuto 83... Y no sentenciaron, pero casi. Otra victoria al bote.