MIRANDÉS 0

ALAVÉS 1

No hay mal con el que no acabe una victoria. Si además se consigue frente a domicilio, frente al líder imbatido y por si fuera poco, los tropiezos de rivales directos permiten que los tres puntos se traduzcan en el regreso a zona de play-off, no hay quien empañe la satisfacción. Del Alavés, en este caso, que hizo todo eso, reponiéndose del varapalo que había supuesto la derrota de la semana anterior ante otro gallo como la Ponferradina.

No cupo duda, ya desde el principio, sobre las intenciones del Alavés, porque los primeros minutos se desarrollaron en el área de Nauzet. Ya en el primer minuto le buscó las cosquillas Azkorra con un soberbio cabezazo, casi de inmediato lo intentaba Casares con un disparo que se marchó cerca del travesaño, y a los diez llegaba la recompensa a tan fogoso arranque: Azkorra aprovechó una buena triangulación dentro del área para, en posición franca, batir por bajo al guardameta local.

Tras el gol, el Alavés se diluyó sobre el césped burgalés, cediendo la manija del choque a su anfitrión, que también empezó a acumular argumentos en la portería gasteiztarra. Conforme avanzó el tiempo, el equipo de Pouso fue a más, hasta convertir las llegadas al área del Alavés -que perdió a Casares por lesión- en un goteo incesante. Y a Rangel en el gran valedor del triunfo albiazul.

Una tónica que fue a más tras el paso por vestuarios. El Mirandés comenzó la segunda parte mucho más enchufado, buscando con ahínco la portería visitante. De nuevo creó ocasiones y de nuevo las erró o se encontró con Rangel. Pero esta vez los gasteiztarras respondieron y Nauzet tomó el relevo de su homólogo, al despejar con el pie un disparo a bocajarro de Geni que bien podía haberse convertido en la sentencia.

El Alavés empezó a sentirse cómodo a la contra y poco le faltó, de nuevo, para aumentar su ventaja. Esta vez en un contragolpe de libro conducido por Indiano que Sendoa remató rozando el palo. Los rojillos quemaron sus naves con la entrada de Alain y Borrell, pero chispa e inspiración fueron desvaneciéndose. Y cuando aparecieron, ahí estuvo Rangel para initilizarlas, como en dos claras ocasiones de Pablo, en la recta final, que desbarató el cancerbero alavesista, dejando los tres puntos en manos de su equipo.

Derrotas vizcainas

Los representantes vizcainos, por su parte, no vivieron una buena tarde. Cayó el Amorebieta en Logroño (2-1), lo que le apea de la cuarta plaza. Diego Cervero recuperó su puntería para anotar por partida doble (41' y 55'), mientras los azules, en inferioridad desde poco antes del descanso por la expulsión de Gurtubai, anotaban el de la honrilla en el 78, por medio de Ander Vitoria.

En el Lemona tampoco se dejó notar el «efecto Barasoain». El equipo cementero cayó ante un rival directo como la Gimnástica Segoviana (0-1), con lo que prolonga a doce las jornadas sin conocer la victoria. Tras acumular ocasiones, que incluyeron un disparo al poste, los rojinegros vieron cómo Fran sentenciaba para la escuadra visitante a media hora del final.