La Real demostró en Santander que ha aprendido a jugar con diez a base de experimentarlo en cuatro de las nueve salidas de esta temporada después de completar la pasada sin ninguna expulsión. Antes parecía que se le fundían los plomos cada vez que se quedaba con uno menos y ayer fue el día en mucho tiempo que mejor ha jugado en inferioridad en un partido que hizo recordar al de Villarreal.

Como entonces, la Real fue mejor que su rival y tenía el partido controlado cuando Iñigo Martínez dejó en evidencia su mayor defecto, que no sabe controlarse. Aunque algunos se empeñaban en considerar como algo positivo que fuera el primer realista en protestar y critican a los que no lo hacen, hacerlo sólo vale para ver tarjetas como la primera de Santander, que en el caso de un central es peligrosa.

Más si le cuesta controlar su ímpetu y en la primera oportunidad que tuvo, sólo nueve minutos después, arriesgó en una jugada en la que no debía hacerlo y eso obligó a la Real a jugar casi 40 minutos con uno menos y a tener que dar por bueno el empate en un partido en el que fue superior a un pobre Racing.

Es posible que la Real no ganara por sus tarjetas, pero su carácter unas veces da cosas positivas y otras negativas que debe corregir y conviene recordar que si la Real lleva nueve puntos en los cinco últimos partidos es gracias al puntazo de inflexión que supuso su gol genial de Sevilla.

Su expulsión cambió el partido y si en la primera parte la Real se retiró a los vestuarios con un 57% de posesión por un 43% del Racing, en la segunda los cántabros superaron ese porcentaje y el total del partido se decantó de su lado por un 52% por un 48% realista. Ese dato, sin que medie ningún gol, refleja la incidencia que tuvo la expulsión.

Claro que a base de experimentar la Real supo manejar esa situación adversa para aguantar sin conceder más ocasiones en inferioridad que un centro chut de Álvaro que golpeó en el larguero y una de Acosta en la que no encontró la forma de disparar en una demostración de la poca calidad del Racing. La Real tuvo mejores opciones para marcar incluso con diez.

Faltó el gol en el primer tiempo

El gol pudo llegar en la segunda mitad en dos remates de Griezmann e Ifrán, pero debió subir al marcador en la primera, en la que la Real fue mejor. Solo fue superada por el Racing en los diez primeros minutos. A partir de ahí, los de Montanier dominaron la posesión del balón y fruto de ese dominio llegaron los mejores instantes de la Real, que en siete minutos protagonizó tres llegadas muy claras.

En la primera Griezmann disparó al poste tras un gran servicio de Zurutuza, en la segunda a Vela le cogió a contrapié un centro de Agirretxe y en la tercera el usurbildarra dio al de Macon un gran balón que remató fuera con toda la portería a placer.

A Griezmann, que tuvo una tercera opción en el primer tiempo que detuvo Toño, y a la Real les faltó en esas jugadas la eficacia que han tenido en los anteriores partidos y el gol fue lo que faltó para rubricar un buen partido. El Racing sólo inquietó con tres disparos de un lateral, Álvaro, y una clara oportunidad tras una pared de Stuani y Adrián, que estuvo lento en la definición y permitió que Bravo desbaratara su disparo.

A la Real le faltó el gol y que Velasco Carballo tuviera con Bernardo el mismo criterio que utilizó para expulsar a Iñigo Martínez. El central racinguista cometió muchas de las faltas de su equipo y varias de ellas al límite de la amarilla, sin que la que vio le hiciera cambiar su forma de jugar al límite.

Buena defensa con diez

Pero el Racing se quedó con once y la Real con diez y en esa situación los de Montanier por una vez hicieron lo que se le debe pedir a un equipo en inferioridad, que en defensa no se note tanto. Con uno menos no se puede atacar igual, pero se debe intentar que el rival tenga su superioridad en la defensa sobre el único delantero e intentar con dos líneas de cuatro defiendan casi igual que con once.

Esta vez la Real no sólo defendió bien, con once y con diez, también mantuvo más el balón en su poder y tuvo tres jugadas de ataque de peligro en inferioridad. En la primera Griezmann regateó a todos los adversarios que le salían al paso en el área como si jugara con la Play Station sin encontrar un hueco para disparar, en la segunda remató bien con la derecha y el balón salió fuera por poco y en la tercera Ifrán puso en aprietos a Toño con un fuerte disparo.

El partido no fue bueno, con poco ritmo y muchas imprecisiones por el estado del campo por las lluvias, y fue la Real la que mejor se adaptó a ese escenario. Dio tan buena sensación que incluso con diez, el Racing no asumió ningún riesgo y se limitó a seguir igual a la espera de una jugada aislada que pudiera desequilibrar el partido. Ni tan siquiera en las acciones a balón parado Kennedy estuvo a su nivel y únicamente en una permitió a Stuani conectar un remate que Bravo detuvo sin problemas. Parecía que hasta el Racing daba por bueno el empate. Y eso que un punto nunca es, en condiciones normales, un buen resultado. Un equipo que empate todos los partidos bajaría a Segunda, pero por los 70 minutos que ha jugado la Real con diez, no perder en las dos últimas salidas es muy positivo.